La población de Mariúpol no tiene electricidad, ni agua, ni comida, ni siquiera para los niños; y la gente está enfermando por el intenso frío. Así lo ha vuelto a advertir Cruz Roja, denunciando que la situación en esta ciudad es sumamente grave: "Muchos no tienen nada de agua ni comida para tomar". El tiempo para esta población se acaba, según ha continuado alertando la organización humanitaria, detallando que llevan desde el 2 de marzo sin luz ni agua en muchas zonas y que, además, ahora mismo 350.000 personas necesitan ayuda urgente.
Días atrás Cruz Roja ya advirtió de que "todas las farmacias y tiendas habían sido saqueadas" y de la escasez de suministros en la región: "Algunas personas tienen comida, pero no sabemos cuánto va a durar. Muchos dicen que no tienen comida para los niños". Asimismo, añadieron que ya empezaba a incrementarse el número de enfermos por esta situación, así como por la humedad y el frío: "Intentamos mantener una higiene mínima, pero no siempre es posible". Mariópul ha sido una de las ciudades más atacadas en las dos semanas desde que Rusia empezó la invasión de Ucrania.
Las autoridades ucranianas estiman que más de 2.500 personas han fallecido en esta ciudad tras más de dos semanas de guerra. Un asesor de la Presidencia ucraniana, Oleksiy Arestovych, ha asegurado que la ciudad "resiste" a los ataques rusos, que han alcanzado también infraestructuras civiles, pero "el número de víctimas entre los ciudadanos crece", según la agencia de noticias UNIAN. Las autoridades ucranianas acusaron a Rusia de bloquear la evacuación de civiles. El presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Peter Maurer, recordó a todas las partes que deben anteponer la situación humanitaria por encima de cualquier consideración de carácter bélico.
"Los habitantes de Mariúpol viven en una pesadilla que dura semanas", lamentó en un comunicado, donde también reclamaba que se garantizasen los suministros básicos, también la comida y el agua, después de que tanto el CICR como Médicos Sin Fronteras (MSF) alertaan de condiciones precarias, con personas obligadas incluso a recoger nieve para poder beber. La toma de Mariúpol, a orillas del mar de Azov, es estratégica para los intereses militares de las fuerzas rusas, ya que podrían conectar por tierra la península de Crimea y las regiones del este de Ucrania que controlan desde el año 2014 los rebeldes separatistas.
Mayor acceso a la ayuda humanitaria
Precisamente, este miércoles Peter Maurer ha llegado a Ucrania para una visita de cinco días en la que quiere reclamar un mayor acceso de la ayuda humanitaria y la protección de los civiles, después de que la organización haya advertido de las consecuencias de asedios como el de Mariúpol. Maurer ha llegado a Kiev y espera reunirse con representantes del Gobierno de Ucrania, con vistas también a examinar cómo puede mejorar la labor del CICR en cuestiones como la ayuda alimentaria, los suministros médicos o la atención a los civiles que huyen del conflicto.
"Creo que es importante tener contactos cara a cara en lo que podamos hablar más en profundidad de nuestra labor neutral, independiente e imparcial", ha dicho Maurer en un comunicado. Asimismo, tiene previsto reunirse con personal local de la organización. El CICR ha apuntado que Maurer también mantiene un contacto "regular" con autoridades rusas, la otra parte de un conflicto que terminó de estallar el 24 de febrero con la ofensiva militar ordenada por el presidente de Rusia, Vladimir Putin.