Está previsto que Lula da Silva, presidente electo de Brasil, sea investido por tercera vez el próximo domingo. Sin embargo, los partidarios de Jair Bolsonaro, el mandatario saliente, quieren evitarlo a toda costa, alegando que su fin es evitar un gobierno comunista para Brasil. Como alternativa al líder progresista proponen una pseudo dictadura militar, a la espera de que se repitan las elecciones.
El contexto. El pasado 30 de octubre, Luiz Inácio 'Lula' da Silva, del Partido de los Trabajadores, derrotó en las elecciones generales a su contrincante, el aún presidente Jair Bolsonaro, del Partido Liberal.
- Desde el primer momento, los partidarios de Bolsonaro no reconocen los resultados.
- Exigen que se repitan los comicios.
- Dada a la ajustada victoria, alegan que hubo fraude electoral, sobre todo en el sistema de voto electrónico, a pesar de no haberse podido demostrar de ninguna manera.
- Los observadores internacionales dan por válido el escrutinio.
Y mientras tanto... Ya incluso durante el día de la votación, miles de seguidores del expresidente liberal toman las calles de las principales ciudades brasileñas para protestar contra la victoria de Lula. Cortan carreteras, montan barricadas y queman vehículos.
- A pesar de que Bolsonaro pidió que se dejaran de bloquear vías, considera “legítimas” las protestas.
- La policía brasileña detiene a un seguidor de Bolsonaro en el aeropuerto de Brasilia. El hombre reconoce haber planeado dos atentados para que las autoridades se vieran obligadas a declarar el Estado de sitio y así impedir la ceremonia de investidura.
- Pocos días después, un grupo de agentes encuentra 40 kilos de explosivos en un campo a tan sólo 35 kilómetros de la zona donde Lula iba a tomar posesión.
- Se investiga ahora si estos dos sucesos están relacionados.
¿Por qué es tan importante? Los partidarios de Bolsonaro quieren evitar que Lula tome posesión el próximo domingo.
- Dicen que lo hacen con el objetivo de evitar que el comunismo llegue a Brasil.
- Su plan, según explica Eduardo Saldaña, Codirector de El Orden Mundial, es implantar una pseudo dictadura militar en el país hasta que se repitan las elecciones.
La otra cara. En pocos días, Lula da Silva será investido presidente de Brasil por tercera vez. Se espera que su gobierno vire al centroderecha, en comparación con sus mandatos anteriores, porque tendrá un vicepresidente conservador, Gerardo Alckmin. Alckmin fue su opositor en la anterior legislatura.
¿Qué podemos esperar? A pesar de las detenciones, los partidarios de Bolsonaro tienen previsto seguir con las protestas con la intención de impedir la investidura a toda costa. Según Saldaña, los que están dispuestos a llegar hasta el final "son una minoría, pero muy peligrosa".
Por eso, el codirector de El Orden Mundial no descarta la posibilidad de que de aquí al domingo haya un asalto a las instituciones como ya ocurrió con la toma del Capitolio, en Estados Unidos, hace ahora casi dos años.
Incluso han llegado a llamar a las Fuerzas Armadas para que se una a su causa y a sus protestas.
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Por su parte el que será el nuevo ministro de Justicia de Lula ya ha anunciado que, tras los últimos incidentes violentos, tomar medidas urgentes contra ellos será una de las primeras medidas que lleve a cabo el nuevo gobierno.