Los ataques rusos ordenados por Putin han reducido la ciudad ucraniana de Borondianka a la destrucción. Cuesta ver entre tanta ruina y escombros lo que la ciudad, a 60 kilómetros de Kiev, era hace a penas una semana.
Entonces la gente paseaba tranquila por las calles, esperaban el autobús, las tiendas anunciaban sus ofertas y los coches se detenían ante un paso de cebra al cruzar un peatón.
Hoy las llamas, que siguen ardiendo, son lo más parecido a la vida. Las imágenes aéreas muestran lo que queda de una plaza que estaba ubicada delante de unos bloques de edificios. Allí se echaban partidos de baloncesto y ondeaba una bandera ucraniana. Ya no queda nada.
Lo que Borondianka era hace tan solo unos días, ya es solo un recuerdo para sus 13.000 habitantes. Una ciudad que, cabe recordar, fue liberada por los rusos de la ocupación nazi en 1943.