El traslado de migrantes a Ruanda en Reino Unido ya es una realidad, y espantosa. Las autoridades han comenzado a detener a solicitantes de asilo para deportarlos al país africano. Esposados, como si fueran delincuentes y metidos en un furgón policial. Así es el modo en el que los han sacado de sus casas.
La polémica medida fue aprobada hace una semana por el primer ministro Rishi Sunak, cuyo Ejecutivo ya ha puesto en marcha en las últimas horas, según ha comunicado el Ministerio del Interior británico sin precisar el número de detenciones practicadas por el momento. El departamento también ha informado de que ya se han reservado una serie de aviones comerciales para hacer los vuelos chárter así como un aeropuerto, con la previsión de que se fleten en las próximas semanas.
El Partido Laborista ha criticado al Gobierno por hacer este anuncio en la víspera de las elecciones municipales parciales que se celebran este jueves en Inglaterra, en las que todo apunta que los conservadores afrontan una derrota. "Se trata de un programa minúsculo con un coste exorbitante y las bandas criminales (de tráfico de personas) se darán cuenta de esta estafa", ha declarado uno de los portavoces laboristas.
Por su parte, el ministro del Interior, James Cleverly, ha asegurado que el pacto con Kigali para que acoja a los demandantes de asilo que llegan a territorio británico por vías irregulares "es una respuesta pionera al desafío global de la inmigración ilegal". "Nuestros equipos dedicados trabajan a buen ritmo para detener rápidamente a aquellos que no tienen derecho a estar aquí para que puedan despegar los vuelos", ha manifestado en defensa de este polémico plan migratorio.