Se llegó a él gracias a las pistas facilitadas por los ciudadanos, después de que las autoridades hicieran público el chantaje y difundieran la imagen que habían captado del sospechoso las cámaras de seguridad de un supermercado.
Tras activarse la alerta, miles de personas se pusieron en contacto con la policía, que advirtió de la gravedad del caso y señaló que se tomaba la amenaza "muy en serio".
El sospechoso envió presuntamente mensajes de chantaje a las principales cadenas de supermercados y droguerías alemanas advirtiendo de que si no se le pagaban varios millones de euros colocaría en filiales de todo el país productos envenenados.
Para demostrar la seriedad de su amenaza, había repartido ya varios botes de comida de bebés contaminados en varias tiendas de la ciudad de Friedrichshafen (suroeste) e indicó dónde lo había hecho, por lo que la policía pudo incautar los botes.
El producto empleado para contaminar los tarros de comida infantil fue etilenglicol, un compuesto químico incoloro y ligeramente dulce que se utiliza, por ejemplo, como anticongelante. La policía y la fiscalía han convocado una rueda de prensa para esta tarde para ofrecer detalles del caso.