La decisión del ministro británico para el Brexit, David Frost, de presentar su dimisión, en parte por el debate sobre la imposición de nuevas restricciones a la propagación del coronavirus, ha terminado de abrir una profunda fractura en el seno del Partido Conservador y mellado como nunca antes la confianza del primer ministro británico, Boris Johnson entre sus propias filas.
Frost, según 'The Guardian', había expresado en las últimas semanas sobre sus preocupaciones sobre los aumentos de impuestos y la reimposición de las restricciones, y se había pronunciado en contra de un aumento del seguro nacional para pagar los gastos de salud y asistencia social. Las concesiones británicas durante las negociaciones sobre el Brexit también supusieron un factor fundamental.
Para la 'número dos' del opositor Partido Laborista, Angela Rayner, la noticia revela "un Gobierno inmerso en el caos absoluto cuando el país afronta unas semanas de incertidumbre". "Boris Johnson no es válido para el cargo. Nos merecemos algo mejor que estas bufonadas", ha publicado Rayner en Twitter.
En principio, Frost tenía previsto abandonar su cargo a finales de enero, en silencio. Sin embargo, la filtración de su dimisión le ha obligado a adelantar acontecimientos. En una carta publicada el sábado por la noche, Frost se declaró "decepcionado" por la filtración de sus intenciones y "dadas las circunstancias, creo que es correcto que escriba para dimitir con efecto inmediato".
En la misma carta, Frost expresó su deseo de que Reino Unido se convierta en un país con "bajos impuestos y regulaciones ligeras", señal inequívoca de impacto económico que ha provocado la pandemia en Reino Unido, ahora mismo inmerso en una nueva ola provocada por la variante ómicron, que este sábado dejaba ya 10.000 nuevos casos en el país; uno de cada diez nuevos contagios diarios.
Esta situación llevó el sábado al alcalde de Londres, Sadiq Khan, a declarar el estado de alerta en la capital británica, mientras que este domingo el ministro de Salud, Sajid Javid, ha declarado a Sky News que el Gobierno todavía no contempla nuevas restricciones pero estaría dispuesto a hacerlo "con los datos en la mano".
Javid aprovechó para lamentar la actitud de los antivacunas al decir que "es imposible insistir más en el daño que están provocando" tras recordar que nueve de cada diez nuevos ingresos por coronavirus son gente que no ha recibido la inyección.
"Realmente deben pensar en el daño que le están haciendo a la sociedad al ocupar camas de hospital que podrían haber sido utilizadas para alguien con tal vez un problema cardíaco, o tal vez alguien que está esperando una cirugía", ha lamentado.
Mientras, suceden más filtraciones que revelan el conflicto interno que atraviesan los conservadores. Sin ir más lejos, este mismo domingo Sky News informa de que la responsable para Cultura del Gobierno británico, Nadine Dorries, ha sido expulsada de un chat de diputados en la aplicación Whatsapp por defender la labor de Johnson.
"Es el héroe que consiguió el Brexit", escribió Dorries antes de ser expulsada del grupo por el diputado y ahora adjunto a la dirección del grupo de recuperación del coronavirus, Steve Baker. "Ya está bien", escribió Baker tras expulsarla.
Johnson termina así una semana aciaga, marcada también por la derrota de este jueves en las elecciones locales en el condado de North Shropshire, un escaño los conservadores preservaban desde hacía casi dos siglos.
La victoria recayó en Helen Morgan, candidata liberaldemócrata, quien no solo ha dado un vuelco a los más de 20.000 votos de diferencia que llevaron al triunfo a los conservadores en los anteriores comicios, sino que ha sacado 4.000 votos de distancia al candidato tory, Neil Shastri-Hurst (17.957 frente a 12.032).
Las elecciones, fuera de calendario, fueron convocadas además después de que el antiguo ocupante del escaño, el exministro para Irlanda del Norte Owen Paterson, renunciara en medio de un escándalo de corrupción.
La debilidad de Johnson fue el tema predominante en el discurso triunfal de Morgan. "La fiesta se ha acabado", ha proclamado ante sus simpatizantes, en referencia a otro escándalo más que ha perseguido al primer ministro en los últimos días: un polémico encuentro con sus empleados durante el apogeo de las restricciones que impedían las reuniones personales.
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Desde el partido Conservador, la derrota se recibió con diferente nivel de alarma. Si bien el presidente del partido, Oliver Dowden, ha reconocido que el resultado es "una paliza y un mensaje alto y claro aunque no constituya un suceso trascendental", el diputado conservador Roger Gale avisó de que Johnson está ahora mismo completamente desprotegido: "Una más y se larga. Está pidiendo la última ronda, porque estas elecciones han sido un referéndum sobre su desempeño", declaró Gale a la emisora Radio 4 de la BBC.