El embajador británico en EEUU, Kim Darroch, dimitió después de que la filtración de unos documentos, en los que consideraba a la Casa Blanca de "inepta", causara la furia de Trump y amenazara con empañar la relación bilateral.
En unos informes internos Darroch había dado su opinión sobre el funcionamiento de la administración republicana de Trump, que calificó de "disfuncional" y llegó a decir que para comunicarse con el presidente había que presentar argumentos simples y toscos.
Esta evaluación, por razones que se investigan, llegó a manos del tabloide 'Mail on Sunday', cuya publicación levantó la ira de Trump, que en varios tuits calificó en los últimos días al diplomático, con una distinguida carrera en el ministerio de Exteriores, de "estúpido", "absurdo" y "pomposo tonto".
Al presentar su renuncia en una carta remitida al secretario de Estado de Exteriores, Simon McDonald, el funcionario admitió que la polémica surgida en los últimos estos días hacía "imposible" cumplir con su labor diplomática y que, ante las "actuales circunstancias", lo más responsable era abandonar su puesto en Washington.
En la sesión semanal de preguntas a la primera ministra en el Parlamento, May lamentó que Darroch sintiera la necesidad de dimitir como embajador en Washington y recordó que todos los ministros habían manifestado su pleno apoyo.