El ministro de Justicia de Bélgica, Vincent van Quickenborne, anunció este viernes su dimisión tras descubrir que Túnez había solicitado en agosto de 2022 la extradición del autor del atentado del lunespasado en Bruselas, que costó la vida a dos suecos, y que esa solicitud no fue tramitada.

"Es un error individual, monumental e inaceptable", declaró Van Quickenborne en una rueda de prensa junto al fiscal general de Bruselas, Johan Delmulle. El ministro se disculpó por las "dramáticas consecuencias" que tuvo la no tramitación de la solicitud de extradición cursada por Túnez el 15 de agosto de 2022 contra Abdesalam Lassoued y transmitida el 1 de septiembre de 2022 a la Fiscalía de Bruselas, pero el magistrado competente no la cursó.

"Esta mañana a las 9 de la mañana pude constatar los siguientes elementos: el 15 de agosto de 2022 hubo una solicitud de extradición de Túnez para este hombre. Esta solicitud fue transmitida el 1 de septiembre, como debía ser, por el experto jurídico a la Fiscalía de Bruselas. El magistrado competente no respondió a esta solicitud de extradición y el expediente no fue tramitado. Este es un error individual. Un error monumental. Un error inaceptable. Un error con consecuencias dramáticas", manifestó el ministro dimisionario.

Aunque la información definitiva que le ha llevado a dejar la cartera de Justicia ha sido que no se examinara la petición de extradición enviada por Túnez, el que el presunto terrorista llevara varios años residiendo de manera irregular en Bruselas ha dejado en evidencia una cadena de errores que cuestionan los procedimientos de la Inteligencia y la Policía belga. Tras el atentado que costó la vida a dos personas e hirió de gravedad a otra el pasado lunes en Bruselas, las autoridades del país confirmaron que el autor confeso del atentado solicitó asilo en 2019 pero las autoridades de Bélgica le denegaron tal protección y decretaron su expulsión en octubre de 2020.

Sin embargo, Abdesalem L. siguió viviendo de manera irregular en un barrio de Bruselas en donde vivía con su mujer y su hija y nunca se le fue notificada la orden de expulsión, aunque sí estaba bajo el radar de los servicios de seguridad belgas por tráfico de personas, ya que ayudaba a migrantes irregulares a llegar desde Bélgica y Francia hasta Reino Unido.

Las autoridades policiales belgas también han confirmado en los últimos días que tenían alertas de la radicalización de esta persona, pero desde el Gobierno han recalcado que no se le tenía fichado ni por actos de extremismo violento ni figuraba en la lista de riesgo del Órgano de Coordinación de la Amenaza Terrorista (OCAM, por sus siglas en francés).