Cualquier decisión que Alemania tome sobre su participación en un conflicto bélico lo ha hecho desde la extrema prudencia, por motivos políticos y también por su pasado histórico. Pero en los útimos meses, con lainvasión de Rusia a Ucrania, la exigencia de decisiones ha elevado la presión, tanto con sus socios europeos como de manera interna con sus socios de Gobierno. Socialdemócratas, verdes y liberales tienen diferentes opiniones sobre el papel que debe asumir Alemania.
El posible envío de tanques Leopard 2 a Ucraniaes la última polémica sobre la mesa y en las últimas horas se ha producido un cambio. Las presiones internas han pasado del Bundestag y sus diputados, al propio gabinete de Scholz. Y no de forma privada, sino mostrando las discrepancias ante los medios, en público. Así, la ministra de Exteriores, la verde Annalena Baerbock, explicaba en una entrevista con la televisión francesa LCI, que su país no se opondría a que otro país envíe los tanques. Sin embargo, la realidad es que no es una decisión que dependa de su cartera ministerial.
Polonia ha hecho oficial su petición, presentando a Alemania una solicitud para la transferencia de tanques Leopard 2 a Ucrania. Mientras, el canciller Scholz resiste a la presión. Lo último que ha trascendido son las palabras del ministro de Defensa, Boris Pistorius, que ha dicho que la decisión se tomará en los "próximos días", aunque ha marcado como primer trámite la elaboración de un inventario sobre los carros disponibles actualmente. Una vez hecho este inventario, y "si se da el sí", la cuestión puede quedar resuelta en cuestión de días, ha dicho Pistorius en una entrevista a la cadena ZDF, horas antes de reunirse con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.
Pero más allá de las disputas políticas internas, la historia de Alemania también es un actor invitado para la toma de cualquier decisión en un conflicto bélico. En la memoria de los alemanes sigue muy vivo el recuerdo de los tanques nazis arransando media Europa durante la II Guerra Mundial. Esta imagen ha hecho siempre que los gobiernos alemanes de las últimas décadas sean muy prudentes a la hora de tomar cualquier decisión sobre su participación o suministro de ayuda en zonas de conflicto. Sin embargo, parece que la invasión de Rusia a Ucrania ha marcado un antes y un después. Y es que desde el inicio de la guerra, Alemania ha suministrado, entre otros, el sistema antimisiles IRIS-T, los sistemas lanzacohetes MLRS y la batería de misiles Patriot.
Desde el exterior, los que ejercen más presión son los países bálticos y fronterizos con Rusia. "Hace tiempo que hablamos de este tema y es importante que Ucrania reciba inmediatamente el material que necesita", afirma el ministro de Exteriores finlandés, Pekka Haavisto.
Más tajante se muestra el ministro letón, Edgars Rinkevics, quien cree que para Alemania, "ser un gran país también conlleva mucha responsabilidad", mientras que su homólogo lituano, Gabrielius Landsbergis, pide de hecho "vencer el miedo de derrotar a Rusia". "Alemania es el motor de Europa, un gran socio en la UE, y tiene también una responsabilidad particular, espero que no haya cierta ambivalencia en esa decisión” sobre los tanques, añade el ministro estonio, Urmas Reinsalu.
"Airear supuestas divisiones cuando en estos momentos todos los europeos estamos unidos en el apoyo a Ucrania no facilita en nada la tarea de Ucrania porque la unidad es una parte muy importante de cómo Ucrania y Europa se están enfrentando al desafío de (el presidente ruso) Vladimir Putin", apuntó el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares.
¿Qué distingue a los tanques Leopard?
La demanda de Ucrania para un mayor rearme de sus Fuerzas Armadas tiene ahora como principal mensaje la petición a aliados de tanques, en particular de los Leopard 2, unos equipos de fabricación alemana con los que las fuerzas ucranianas esperan contener los potenciales avances rusos en la zona este del país.
El Leopard cuenta como principal elemento un cañón de 120 mílimetros con capacidad para disparar contra objetivos a varios miles de metros. Las Fuerzas Armadas alemanas cifran en 5 kilómetros la distancia de combate dentro las especificaciones técnicas de este tanque, del que disponen (en diferentes versiones) más de una decena de países.
El Leopard 2 tiene capacidad para cuatro tripulantes y dispone de un dispositivo de visualización térmico, lo que facilitaría su utilización durante la noche. También tiene capacidad para sortear aguas de hasta cuatro metros de profundidad.
Este tipo de equipo se diseñó en su día como contrapeso al tanque ruso T-90, desplegado por Moscú en la actual ofensiva militar sobre territorio ucraniano. Ya ha sido utilizado en escenarios de combate, como Siria o Afganistán, y Ucrania lo quiere ahora para reforzar un flanco en el que se siente especialmente débil frente a Rusia.
El Leopard tiene también la particularidad de ser de fabricación europea, lo que facilita su potencial envío al frente de combate, así como el mantenimiento y la reparación de los equipos.
La posición de Alemania, que ya ha facilitado sistemas de defensa IRIS-T y Patriot a Ucrania, es clave en el debate sobre la llegada de tanques Leopard. De su posición depende no sólo la entrega de carros propios, sino que Berlín también puede limitar que otros gobiernos decidan ayudar por su cuenta a Kiev, en virtud de un veto para la exportación a terceros países.