El presidente de Egipto, Abdelfatá al Sisi, mandó fabricar cerca de 40.000 misiles para enviarlos a Rusia en el marco de la guerra contra Ucrania, según revelarían los documentos de losServicios de Inteligencia estadounidenses filtrados, de acuerdo con el periódico 'The Washington Post'.

Según este medio, en algunos de los documentos filtrados, fechados el 17 de febrero, resumen presuntas conversaciones entre el presidente egipcio y altos funcionarios de su Ejército, a los que pide que mantengan la producción y el envío de armamento en secreto "para evitar problemas con Occidente".

En el documento, el presidente habla con alguien llamado Salah al Din -que 'The Washington Post' cree que podría tratarse de Mohamed Salah al Din, secretario de Estado para la producción militar-, quien sugiere que los empleados trabajarán horas extras si es necesario, ya que "es lo mínimo que podríamos hacer por la ayuda anterior de Rusia", sin especificar a qué ayuda se refieren.

El militar también habría alegado que "los rusos comprarán lo que sea" en materia de armas y municiones, siempre según el citado diario.

El embajador Ahmed Abu Zeid, portavoz del Ministerio de Exteriores egipcio, no confirmó la veracidad del documento al diario y ha alegado, en respuesta al periódico estadounidense, que "la posición de Egipto desde el principio es de no intervención (...) para mantener una igual distancia con ambos bandos".

Por otro lado, un oficial estadounidense consultado por el medio, ha explicado -en calidad de fuente anónima- que su país no tiene constancia de que estos planes de suministro armamentístico se llegaran a cumplir.

El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha reconocido que la reciente filtración de documentos con información "altamente confidencial y clasificada" supone "un riesgo muy grave para la seguridad nacional", aunque todavía no ha comentado sobre las informaciones de 'The Washington Post'.

Rusia lo niega

La reacción desde el Kremlin no se ha hecho esperar y han tildado de "embuste" las informaciones publicadas por el diario estadounidense.

"Parece otro embuste, de los que ahora hay muchos, así que de esa forma deben ser tratadas estas informaciones", ha dicho el portavoz de la Presidencia rusa, Dimitri Peskov, durante su rueda de prensa diaria, según ha recogido la agencia rusa de noticias 'Interfax'.

¿De dónde viene la filtración?

Los documentos al parecer permanecieron en Discord, un servicio de mensajes que hace las veces de red social, desde enero hasta principios de marzo, cuando un usuario publicó decenas de ellos en un grupo con un mayor número de miembros.

Desde entonces, al menos una decena de archivos han sido difundidos a través de otros canales. La semana pasada salió a la luz una versión editada de uno de estos documentos a través de la aplicación de mensajería Telegram.

Los documentos detallan la evaluación estadounidense de la guerra en Ucrania e incluyen planes para reforzar al Ejército ucraniano con vistas a una contraofensiva, así como datos sobre el estado de las fuerzas rusas. Además incluye material sensible sobre Canadá, China, Israel o Corea del Sur.

EE.UU. tranquiliza a sus aliados

Estados Unidos ha estado en contacto en los últimos días con algunos de sus aliados más cercanos para tranquilizarlos tras la filtración. En una rueda de prensa, John Kirby, uno de los portavoces de la Casa Blanca, explicó que altos cargos de EE.UU. han estado en contacto con algunos de los aliados más cercanos de Washington "a los más altos niveles" durante los últimos días para hablar sobre las recientes filtraciones.

Además, Kirby aseguró que el Gobierno de Joe Biden está haciendo todo lo posible paraidentificar la fuente de filtración, y el Departamento de Justicia ha abierto una investigación de carácter criminal para determinarlo.

Kirby también afirmó que algunos de los documentos, marcados como "secretos", han sido manipulados, por lo que pidió a los medios que tengan cuidado a la hora de informar sobre ellos. Una opinión que también concuerda con la del responsable de Defensa surcoreano, Lee Jong-sup, tras una conversación con su homólogo estadounidense.