La imagen de la contaminación de Estados Unidos puede ser la que nos condene a todos los demás. Para Trump, el acuerdo de París se ríe de su nación: "No queremos que otros líderes y países se rían más de nosotros. Y no lo harán, no lo harán".
Trump buscó el escenario más verde posible para hablar y tuvo la desfachatez de presentarse como un amante del medio ambiente, afirmando que pretende un nuevo acuerdo que le guste a él. "Si lo logramos, es fantástico, y si no, bien también", afirma Trump, que bromea diciendo que fue elegido "para representar a los ciudadanos de Pittsburgh, no de París".
El alcalde de Pittsburg ya ha contestado que ellos no quieren la contaminación y que mantendrán los estándares del acuerdo de París, al igual que otros 60 estados y ciudades del país.
La rebelión la tiene en casa y fuera de ella. El principal portavoz internacional ha sido Macron, que se ha mostrado contundente: "En lo que concierne al clima, no hay plan B porque no hay planeta B".
Además, lanzó su mensaje también en inglés adaptando el famoso lema de Trump de hacer grande América para convertirlo en "hacer nuestro planeta grande otra vez".
Desde Bruselas hay una condena unánime. Rajoy ha mostrado a través de Twitter el compromiso de España en la dirección correcta y la UE asumirá el liderazgo del acuerdo junto a China.