Los equipos de emergencia trabajan en el lugar del siniestro. El avión de Ethiopian Airlines se ha estrellado a apenas 60 kilómetros del aeropuerto internacional de Addis Abeba. Había salido de la capital etíope con destino a Nairobi. Pero sólo seis minutos después de despegar, desapareció de los radares.
El piloto ya había avisado que había problemas. "El piloto mencionó que tenía dificultades y pidió regresar". Dicen que el avión tenía solo unos meses y que pasó una revisión en febrero. La visibilidad también era buena, pero el avión tenía una velocidad vertical inestable después del despegue.
La compañía pide esperar a los resultados de la investigación. "En este momento no podemos descartar nada, y tampoco podemos atribuir las causas a nada". No hay consuelo para los familiares de las 157 víctimas.
Algunos denuncian la falta de información cuando llegaron esta mañana al aeropuerto de Nairobi para recoger a los suyos. "Miramos la pantalla de llegadas y vemos que el avión había aterrizado a su hora. Unos minutos después, vimos en Facebook que un avión de Ethiopian se había estrellado".
Además de los dos fallecidos españoles, hay canadienses, británicos, franceses, italianos o estadounidenses. Ahmed ha esquivado la tragedia. Tenía que coger el avión siniestrado, pero lo perdió al retrasarse el vuelo que le traía desde Emiratos Árabes.
Washington ya ha enviado un grupo de expertos para colaborar en la investigación. A ellos se sumará un equipo de la aeronáutica Boeing, fabricante del avión siniestrado. Era un 737-Max, el mismo modelo que el avión de Lion Air que se estrelló en el mar hace cinco meses en Indonesia con 189 personas a bordo.