El infierno naranja sigue cobrando fuerza en Australia. Dos grandes incendios se han juntado en Nueva Gales del Sur y Victoria y la situación se complica con un frente incontrolado de más de 6.000 kilómetros.

Hasta 240.000 personas han tenido que ser evacuadas, y en condiciones totalmente extremas como las que vive Evan, quien afirma estar "decepcionado" y se resiste a dejar su casa: "Le dije a la Policía que no me voy".

Las llamas han devorado ya más de 1.000 viviendas y los fuertes vientos amenazan con avivar más el nuevo megaincendio. Joana Ivars, meteoróloga de laSexta, explica que "cuanto más fuerte es el viento, más velocidad de propagación tiene el incendio". "Y la materia orgánica, cuanto más seca, más se quema. Y todo esto en el verano más seco que está teniendo Australia", añade.

59 focos fuera de control en el sureste

La fusión de estos incendios hace aún más difícil su extinción. Y los datos son desoladores: solo en el sureste hay 140 focos, de los cuales 59 están fuera de control. Y lo peor está en Isla Canguro, tierra de biodiversidad que ha quedado reducida a cenizas.

Los australianos critican la gestión de los incendios tras frases como esta, de Gladys Berejiklian, Premier de Nueva Gales: "Estamos aliviados esta mañana porque no se han perdido vidas ni ha habido pérdidas materiales importantes", la cual ha provocado estupor después de que dos personas perdieran la vida allí la semana pasada.

Los bomberos estadounidenses que han acudido a ayudar han sido recibidos con aplausos en el aeropuerto. También numerosos voluntarios intentan rescatar a la fauna autóctona. Se calcula que 1.000 millones de animales han muerto en estos incendios devastadores que han acabado con la vida de 27 personas desde septiembre.

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