Aproximadamente un 16% de las adolescentes que contraen matrimonio en Marruecos lo hacen por debajo de la edad legal de 18 años, en comparación con no más del 3 % en Argelia y Túnez, que tienen la misma edad mínima para las mujeres, según los activistas.
Marruecos esperaba frenar los matrimonios infantiles al elevar de 16 a 18 años la edad legal en 2004. Sin embargo, las cifras han aumentado desde entonces en casi un 50 %, hasta los 27.205 en 2016, según datos del Ministerio de Justicia.
Los activistas dicen que el número, sin embargo, es todavía más alto. La historia de Meriem demuestra por qué las autoridades luchan por evitar el matrimonio infantil: muchas familias, especialmente en las áreas rurales, creen que casar a sus hijas les ayudará a escapar de la pobreza. Y, a menudo, las chicas sufren.
"La idea del matrimonio me atraía como celebración alegre a la que asisten tus seres queridos, en la que me ponen joyas hermosas, en las que me dejan bonita", ha explicado la joven, que vive en un pueblo de la capital, Rabat.
Su madre, Fátima, que se casó a la edad de 14 años, también se mostró entusiasta. "Creemos que cuanto más joven se casa una niña, mejor para ella", dijo. La familia confió en la promesa del novio de cuidarla y la boda se desarrolló según un documento informal que duraría hasta que cumpliera 18 años y ambos firmaran el certificado oficial.
Sin embargo, él la abandonó después de que ella se negara a vivir en la misma casa que su familia, que la trató como una mera doncella, dijo Fátima. Meriem se negó a ser identificada por completo. Su marido está ilocalizable. Los activistas pro Derechos Humanos piden la abolición de los artículos del código familiar que permiten a los jueces certificar los matrimonios si la niña tiene 16 años, ama a su pareja y puede tener hijos.
El juez se negó a permitir el matrimonio de Meriem porque el marido era 20 años mayor y nunca lo había conocido, pero su familia se adelantó. Alarmado por el alto número de matrimonios de adolescentes, La Fiscalía General de Marruecos llamó el 6 de abril a los tribunales que rechazaran "sin ningún género de duda cualquier demanda matrimonial que socavara los intereses del menor".
Los activistas consideran esta postura insuficiente. "Hay que impulsar con urgencia una reforma integral para garantizar el cumplimiento de la Constitución y garantizar la igualdad efectiva entre todos los miembros de la familia", según la abogada Aicha Alehyane.
Al contrario que Meriem, Jadiya, de 17 años, de la ciudad montañosa de Sefrou, tomó por su cuenta y riesgo la decisión de divorciarse de un marido violento después de casarse con él antes de llegar a la edad legal. En un raro gesto de desafío, Jadiya regresó a la escuela, ganándose el respeto de sus maestros y compañeros de estudios.
"Al principio, fue muy difícil. Pensé que no tenía futuro y que, en el mejor de los casos, debería esperar a otro marido para olvidar la violencia y los malos tratos que sufrí", lamentó.