"Vuestros obispos, matadlos. Esos bastardos no sirven para nada. Lo único que hacen es criticar", afirmó anoche el mandatario filipino, Rodrigo Duterte, en un discurso desde el palacio presidencial en Manila. El presidente del país asiático persiste en su persecución de los obispos católicos de Filipinas animando a matarlos y afirmando que "son inútiles".
En un acto posterior al discurso, el presidente señaló que la Iglesia católica es la institución "más hipócrita del mundo" y aseguró que el 90 % de sus sacerdotes son gais.
El portavoz presidencial, Salvador Panelo, ha defendido hoy que las palabras de Duterte "no hay que entenderlas como algo literal, sino que empleó la hipérbole para lograr un efecto más dramático en sus comentarios".
La Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas ha rehusado responder a los comentarios de Duterte: "No queremos añadir más leña al fuego. Cualquier comentario solo exageraría el asunto", ha declarado hoy en un comunicado el portavoz de la conferencia episcopal, Jerome Seciliano.
Hace sólo dos semanas, el presidente insultó de nuevo a obispos y sacerdotes católicos, con los que mantiene una cruzada verbal desde hace más de un año, al declarar que "los filipinos no deberían ir a la iglesia para pagar a idiotas". El pasado junio Duterte llamaba "estúpido" a Dios y se mofaba de algunos dogmas del catolicismo.
El enfrentamiento de Duterte con la Iglesia católica se remonta a febrero de 2017, cuando la Conferencia de Obispos criticó la sangrienta guerra contra las drogas y la tildó de "reino del terror", a lo que el presidente respondió llamando a los obispos "hijos de puta".