La Universidad de Palestina ha saltado por los aires, igual que el futuro educativo de los 1,5 millones de jóvenes menores de 18 años que vivían en la Franja de Gaza. "Es la primera vez en la historia del pueblo palestino, ni siquiera en la Nakba ni en la Naksa la gente ha tenido que dejar de estudiar", lamenta el médico Mohamed Odeh en Cisjordania.
La educación siempre ha sido una prioridad en Gaza, donde antes del inicio de la ofensiva israelí había escuelas por todas las esquinas. Sin embargo, estos más de tres meses de ataques lo han cambiado todo: en el enclave palestino han muerto ya 4.510 estudiantes y hay además 7.911 alumnos heridos, mientras que 231 profesores en muerto, hay más de 756 docentes heridos y 71 detenidos.
En este tiempo se han repetido una y otra vez las macabras imágenes de las escuelas de la UNRWA, bombardeadas sin piedad. Y es que los centros educativos son una de las instituciones que más ha sufrido junto con los hospitales, un escenario atroz que costará reconstruir, al igual que las vidas de estos pequeños.
"Hay niños que no les ha quedado nadie: ni padre, ni madre, ni hermano ni hermana... No creo que este niño sea apto para ir a la escuela directamente sin una asistencia psicológica. No sé como lo vamos a hacer, no creo que tengamos tantos especialistas", advierte Odeh.
Es el caso de Abdelrahman, que tiene 13 años y vio a su madre morir al inicio de los ataques. Ahora vive en uno de tantos campos de refugiados temporales y solo quiere volver a casa: "Quiero descansar, que todo acabe", afirma. A pesar de todo, quiere volver a estudiar y convertirse en médico, la promesa que le hizo a su madre.