La Casa Blanca describió lo sucedido como una "situación trágica" y "horrenda", pero evitó asumir cualquier responsabilidad y, de hecho, aprovechó para instar a la oposición demócrata en el Congreso a aprobar las leyes que ha pedido Trump para "desincentivar" la llegada irregular de inmigrantes.
"Es una muerte innecesaria y es 100 % evitable", dijo uno de los portavoces de la Casa Blanca, Hogan Gidley, a la prensa.
"Si pudiéramos unirnos y aprobar algunas leyes de sentido común que desincentiven a la gente que llega de la frontera y les anime a hacerlo de la manera correcta, la manera legal, entonces ese tipo de muertes, ese tipo de asaltos, ese tipo de violaciones, el contrabando de menores, el tráfico de seres humanos, todo eso acabaría", añadió.
El líder de la minoría demócrata en el Senado de EE.UU., Chuck Schumer, consideró en Twitter que la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, debe "rendir cuentas" por la muerte de la niña, a la que identificó con el nombre de Jakelin Amei Rosmery Caal Maqui.
Además, la líder demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, afirmó en un comunicado que el Congreso "investigará esta horrible tragedia para garantizar la seguridad de todos los niños".
El Departamento de Seguridad Nacional de EEUU anunció una investigación interna por la muerte de la menor y se comprometió a hacer llegar al Congreso un informe con sus conclusiones.
En declaraciones a la prensa, funcionarios de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) informaron de que la niña y su padre formaban parte de un grupo de 163 migrantes que fueron detenidos cerca de Antelope Wells, en el estado de Nuevo México y en medio del desierto.
Desde su arresto hasta las 04.30 hora local, la menor, su progenitor y el resto de migrantes estuvieron en unas instalaciones de la CBP, donde tuvieron acceso a agua, comida y aseos, y después fueron trasladados en autobús a otro centro a 150 kilómetros de distancia y ubicado en Lordsberg (Nuevo México), según el relato de los funcionarios.
Cuando la comitiva llegó a Lordsberg, el padre alertó de que su hija había estado vomitando y no respiraba, de forma que inmediatamente fue trasladada con fiebre de 41 grados en helicóptero a un hospital infantil de El Paso (Texas), adonde llegó con un paro cardíaco.
En el centro sanitario lograron reanimarla, pero murió horas después. A pesar de las explicaciones del Gobierno, todavía hay muchas preguntas sobre las más de siete horas que pasaron desde que la niña fue detenida hasta que comenzó a sufrir síntomas.