La detención en Italia de la capitana del Sea Watch por desembarcar sin permiso en Lampedusa a 40 migrantes crea un conflicto diplomático en la Unión Europea, donde Alemania, Francia y Luxemburgo defienden que salvar vidas no es un delito.
Mientras, en Lampedusa, el ambiente está dividido entre los italianos que defienden la manera de actuar que ha tenido Salvini y los que muestran su apoyo a la capitana del Sea Watch y aplauden su humanidad.
Carola Rackete se enfrenta a una posible pena de cárcel de 10 años por golpear una patrullera y esta situación le está provocando un cuadro de estrés, como confirma su abogado. Además, defiende que el choque no fue intencionado.
La capitana del barco ha asegurado que su irrupción en el puerto de Lampedusa con 40 inmigrantes a bordo de su navío se debió a la "desesperación" y al miedo a que algunos de los rescatados pudieran quitarse la vida tras varios días atrapados en el barco, según ha hecho saber a través de un diálogo con su abogado, enviado por el propio letrado al 'Corriere della Sera'.