La guerra de Afganistán suma unos 150.000 muertos oficiales; civiles, militares y supuestos terroristas casi a partes iguales. Hace casi 17 años, tras el 11S, Bush hijo le declaraba la guerra a los talibanes, que entonces mandaban en Afganistán, los mismos a los que años antes recurría la Casa Blanca para combatir la "invasión rusa".
La Operación Libertad Duradera, una coalición liderada por EEUU, invadía el país y derrocaba al Gobierno islamista. Obama quiso siempre que sus fuerzas salieran de allí, pero tampoco pudo cumplir su promesa ni siquiera tras abatir al terrorista Bin Laden, sólo ir reduciendo el número de tropas.
Porque Afganistán estaba sumido en un peligroso caos en el que los talibanes no han dejado de recuperar poder. Tanto que los militares estadounidenses han llegado a atacar hospitales como el de Médicos Sin Fronteras. Un error, uno de los posibles crímenes de esta guerra sin final a la vista.