En el vídeo se puede ver a una figura asomada a la ventana entre las cortinas de un piso. Desde la embajada de Ecuador sospechan que es un espía intentando grabar a Julian Assange desde el edificio de enfrente.
En vídeo lo graba la empresa de seguridad que protegía al fundador de WikiLeaks, y que también le espiaba. Él estaba alerta, intuía que le vigilaban y por eso antes de iniciar cada reunión conectaba una máquina de ruido blanco para que no se escuchara la conversación.
Entonces los micrófonos sólo captaban zumbidos, pero los espías encontraron una solución: colocaron pegatinas en las ventanas de la embajada para que no vibraran los cristales y poder escuchar algo.
Assange utilizaba estrategias para zafarse del espionaje. En una de sus reuniones, se puede ver cómo lleva a su abogado hasta el baño de mujeres. Es la única sala en la que se siente seguro, pero allí también le espiaron: sacaron fotos palmo a palmo para ver dónde colocar los micrófonos.
Lo mismo hicieron en la sala de reuniones: fotos a cada objeto que allí había. A Assange le escuchaban y también leían sus documentos, aunque él intentara evitarlo. Los espías controlaban toda la embajada con planos, marcando qué zonas estaban bajo su control. Incluso reportaban a diario sobre los hábitos y cambios de humor del fundador de WikiLeaks.