Tras varias explosiones en el Ártico, el Kremlin no ha podido ocultar durante más tiempo que se trata de una prueba de armamento nuclear.

Aunque descarta riesgos para la salud, ha ordenado la evacuado un pueblo cercano a la base militar. La agencia de metereología rusa ha reconocido que los niveles de radiación nuclear se han multiplicado entre 4 y 16 veces.

De las siete víctimas de la explosión, cinco son técnicos civiles y dos son militares. La explosión ha provocado una fuerte conmoción y ha resucitado el fantasma de Chernobyl por la opacidad en la información transmitida por el Kremlin.

El suceso ha traído a primera plana la soterrada carrera armamentística entre Rusia y Estados Unidos. Pese a estos accidentes, el Kremlin se ha jactado de estar ganando en el desarrollo de armas nucleares punteras, mientras Donald Trump se ha mofado ha presumido de tener tecnología más avanzada.