Su desaparición es uno de los grandes misterios de Italia y podría estar a punto de resolverse. Es Emanuela Orlandi, hija de un funcionario del Vaticano, muy próximo a Juan Pablo II y con acceso a documentos comprometedores.
Emanuela tenía 15 años cuando despareció sin dejar rastro tras salir de su clase de música. El caso ha estado rodeado siempre de silencio y complicidades que implican a la propia Iglesia, los servicios secretos e incluso a la mafia.
En 2012 los investigadores llegaron a abrir la tumba de un capo en busca de la chica. La novia de ese capo, vinculado a algunos miembros de la Iglesia, había declarado que estaba implicado en la desaparición. No hubo suerte, nunca encontraron los restos.
Ahora todas las miradas están puestas en la sede de la Nunciatura donde han aparecido huesos humanos durante una reforma.
Podrían pertenecer a dos personas distintas y se cree que al menos una sería una mujer, según la prensa italiana. Una podría ser Orlandi y la otra Mirella Gregori, otra joven que despareció también en el 83, apenas un mes antes. Las familias siempre han pensado que ambos casos estaban relacionados.
Desde el Vaticano, piden no adelantar conclusiones precipitadas antes de que se analicen los huesos y determinen edad, sexo y período en el que fueron enterrados. Con las pruebas de ADN podrán saber si son ellas y acabar o no con un misterio que dura ya tres décadas.