Sin apenas espacio en cubierta, más de 300 personas exhaustas esperan en una situación límite, con frío y casi sin provisiones. Muchos de ellos son niños, se han jugado la vida en el Mediterráneo huyendo del horror. "Pasamos 12 horas en el mar", cuenta una mujer nigeriana que huyó de Libia y sólo espera poder llegar a tierra.

Celebran con emoción que el Open Arms se dirige a Algeciras. Tras el no de Grecia, Italia, Francia y Malta, España es el único país que les permite desembarcar, pero llegar les llevará varios días y entraña muchos peligros.

"Las condiciones meteorológicas son más adversas, el mar está más crecido", cuenta Gerard Casals, jefe de misión del Open Arms.

Al mal tiempo se suma las deterioradas condiciones de salud de algunos de los rescatados. Un niño somalí de 14 años tuvo que ser evacuado de urgencia. "Tenía una infección bastante grande en la cara y se optó por la evacuación. Finalmente se hizo en Lampedusa con los Guardacostas italianos", añade Casals. También Salí y su bebé de cuatro días fueron evacuados porque la vida del niño corría peligro

Ningún puerto les dejará acercarse para repostar o coger provisiones, por el eso el Astral les lleva mantas, comida y medicinas, que les llegarán por Nochebuena.

Dramática situación de los migrantes en el Open Arms: hacinados, convalecientes y casi sin provisiones