Pisa, entre tímidos aplausos, uno de los países más católicos del mundo. También el que es el epicentro del mayor escándalo de pederastia de la iglesia católica. Una visita a Irlanda de 36 horas en plena tormenta por el espeluznate escándalo de abusos sexuales de Pensilvania.
En la agenda del papa Francisco hay actos como la visita de cortesía al presidente irlandés en el Palacio Presidencial. La reunión con las víctimas se producirá, pero de manera privada y sin cámaras. Para el papa, los casos de abusos son "repugnantes". "El fracaso de las autoridades eclesiásticas al afrontar estos crímenes repugnantes ha suscitado justamente indignación", ha afirmado.
Muchas víctimas no confían en que la visita del papa Francisco pueda cerrar heridas. Un activista y víctima de abusos sexuales ha declarado que "la visita del papa parece decidida a ignorar el terrible daño que se le ha hecho a individuos, familias, comunidades y a toda la sociedad".
'Amor, verdad y justicia' es el clamor de un pueblo que sigue herido, pero que ha cambiado: Irlanda ha aprobado la despenalización del aborto y el matrimonio gay. El Primer Ministro al que el papa ha dado la mano vive con su pareja, que es un hombre, porque este país al que este sábado ha llegado el papa es muy distinto al que se encontró Juan Pablo II en 1979, hace casi 40 años.