Después de mucho luchar, Junió ha podido volver a sentirse niño al reencontrarse con su madre y con su melliza, Mara, tres meses después de separarse de ellas.
El pequeño viajó con toda su familia de Costa de Marfil hasta Libia, pero allí asesinaron a su padre y su madre tuvo que tomar la decisión más dura de su vida: subirse a un bote rumbo a Europa solo con su hija dejando en tierra a Junió con una conocida.
Él era, de los dos, el que más posibilidades tenía de sobrevivir. Y es que como nos explica la portavoz de ACNUR en España, María Jesús Vega, hay "testimonios terribles de mujeres y niñas que han sido sometidas a violaciones, torturas y esclavitud a manos de las mafias".
La madre le pidió a Junió que fuera fuerte, que nunca se rindiera y que se convirtiera en un hombre a sus 6 años. Y el pequeño ha cumplido su promesa.
Ha cruzado solo el Mediterráneo desde Libia, un país en conflicto en el que miles de refugiados viven en centros de detención en condiciones "infrahumanas", como explican desde ACNUR. Su primera parada fue Agrigento, en Sicilia y, después, Crotone, ya en la península italiana.
Le rescató en alta mar el Sea Watch y ha pasado 14 días de cuarentena en un barco para migrantes anclado en Sicilia. Junió nunca desistió y se hacía incluso fotos para que le llegasen a su madre. Además, en este tiempo, jamás ha llorado.
Por fin, el pequeño Junió ha vuelto a los brazos de su madre.