La corrupción, los supuestos fraudes electorales, las alzas de combustibles, la impunidad de la Policía, las muertes sin explicación de campesinos opositores, unida a una reforma de la Seguridad Social, incomodaron al pueblo.
La violencia utilizada por los antidisturbios y las fuerzas de choque del gobierno, la muerte de una treintena de personas y los casi 500 heridos que reportan las organizaciones humanitarias colmaron el vaso de la paciencia de los nicaragüenses.
Las próximos semanas marcarán el triunfo de la revolución popular o la defensa numantina del "orteguismo" para aguantar en el poder. De momento, el pueblo ha puesto en jaque al Gobierno de Ortega.