La familia del terrorista de Nueva Zelanda sigue conmocionada. La abuela del joven ha calificado el acto que llevó a cabo su nieto como algo "irreparable".
Mientras la policía busca pistas entre sus casas, algunos piden que caiga sobre el asesino todo el peso de la justicia. Su propia prima ha declarado contra él: "Merece la pena de muerte por lo que ha hecho, y me duele decirlo porque es familia".
La pena de muerte no está instaurada en Nueva Zelanda, pero sea cual sea la sentencia, Terrant ha escogido despedir a su abogado y defenderse solo: "Estaba lúcido. Parecía que disfrutaba de estar ahí y a los cargos a los que se enfrenta", ha asegurado el abogado.
También ha hablado el hombre que le vendió algunas de las armas al atacante por Internet: "Estoy asqueado por lo que pasó el viernes". Aunque ha negado haberle vendido el rifle semiautomático con el que llevó a cabo la matanza.
La primera ministra ha anunciado un endurecimiento de la ley de armas con la finalidad de evitar más casos similares: "Diez días después de este horrorífico acto terrorista habremos anunciado reformas para mejorar nuestra comunidad". Una comunidad que aún llora por lo ocurrido, pero que además ha cantado y bailado varias 'hakas' para homenajear a los fallecidos.