Los candidatos a las elecciones de Estados Unidos se enfrentan a la recta final de la carrera por la Presidencia. Los sondeos previos dan como favorito al demócrata Joe Biden (exvicepresidente en la era Obama), mientras que, conforme se acerca la fecha de votación, Trump pierde popularidad por cuestiones como la gestión del coronavirus o la violencia racial.
Sin embargo, cabe recordar que en las elecciones de 2016 Hillary Clinton, candidata demócrata, también partió con ventaja. En esta línea, uno de los puntos más fuertes de Donald Trump para revertir la situación fue su duro paquete de medidas sociales y económicas. Unas propuestas que, en una era marcada por la COVID-19, podrían pasar a un segundo plano en el electorado estadounidense. O tal vez no.
Joe Biden y Donald Trump tienen ideas antagónicas. Esto se aprecia en casi todos los ámbitos: de la crisis sanitaria a la inmigración; del uso de las armas a la economía. Si bien Biden entabla una candidatura más conservadora que su rival en las primarias, Bernie Sanders, las diferencias ideológicas con el presidente actual son evidentes. ¿Y qué es lo que propone cada uno? Esto es lo que dicen los candidatos.
La gestión del coronavirus
El candidato demócrata apuesta por una estrategia de 180º con respecto a lo que estaba haciendo su rival. Si Trump quiere reducir los tests, Biden los aumenta: su plan incluye ofrecer más pruebas de detección gratuitas a todos los estadounidenses, como afirma en su página web de campaña.
Biden también aboga por contratar a 100.000 personas para el rastreo de contactos a nivel nacional, proporcionar más equipos de protección individual a los sanitarios e invertir 25.000 millones de dólares en un plan de fabricación y distribución de vacunas, de tal forma que “lleguen a todos los estadounidenses sin coste alguno”.
Trump, en cambio, defiende su gestión del coronavirus. En la propia página web de la Casa Blanca indica que “construyó el mejor sistema de pruebas de la nada, protegió a los americanos más vulnerables y dio apoyo a los trabajadores y a las empresas”. No obstante, su estrategia política se ha caracterizado por la ridiculización del virus —a pesar de su positivo de hace unas semanas— y, a diferencia de Biden, ha optado por una campaña clásica: con recintos llenos y sin explorar la vía telemática.
Por otra parte, uno de los puntos más conflictivos en el país estadounidense ha sido el del uso de la mascarilla, hasta el punto de que Donald Trump no lució ninguna hasta mediados de julio. El mandatario las describía en el mes de marzo como un símbolo de “debilidad”, pero a finales de octubre viró sus argumentos y dijo que este artilugio “es bueno”. Sin embargo, no está a favor de hacer obligatorio su uso, como apuntaba la CNN en julio.
“Es un estúpido”, decía Biden en una entrevista con la misma cadena un mes antes. El comentario hace alusión a la opinión de Trump sobre el uso de las mascarillas que, según el representante demócrata, sí deberían ser obligatorias: “Lo único que sabemos es que marcan una diferencia gigantesca”, sentenciaba.
Inmigración: despenalización vs carné de puntos para inmigrantes
Los partidos republicano y demócrata presentan también importantes diferencias en algunos de los ámbitos más polémicos de la última legislatura. Todavía resuenan las imágenes de los menores separados de sus padres e incluso encerrados en instalaciones de la Patrulla Fronteriza. También cabe recordar que la promesa de Trump de construir un muro en la frontera de México para contener la inmigración irregular fue una de las más populares entre su electorado.
En los debates de las primarias de este verano, Joe Biden se postuló en contra de estas prácticas. Es más, en junio aseguró que los inmigrantes indocumentados (y sin antecedentes penales) “no deberían ser el foco de la deportación”. Así lo recoge también la cadena CNN en una entrevista del año pasado, en la que Biden indicó que se opone a despenalizar el cruce de la frontera sin documentación: “Si la gente viene porque está buscando asilo, debería tener la oportunidad de argumentar su caso”, esgrimía.
Por su parte, Donald Trump no ha dado indicios de cambio. El coronavirus ha supuesto un motivo más para cerrar las fronteras, mientras que la Casa Blanca propone un sistema de méritos que puntúe si los inmigrantes son adecuados o no para acceder al país. Mediante esta medida, el ejecutivo espera “poner fin a la migración en cadena” y limitar que los inmigrantes que ya se han instalado en Estados Unidos animen a sus hijos y cónyuges a trasladarse. “Estas reformas protegen a los trabajadores estadounidenses y promueven el éxito financiero”, asegura la entidad.
Armas: del “es la enfermedad la que aprieta el gatillo” al “la ley defiende más a los patos que a los niños”
Otro punto que ha sido objeto de debate durante años es el de la escasa limitación del uso de armas que existe en EE.UU.. Trump, en agosto de 2019, resumió en una frase su opinión sobre los trágicos (y habituales) tiroteos en Estados Unidos: “Es la enfermedad mental la que aprieta el gatillo, no las armas”, aseguraba.
“No podemos confiar en su diagnóstico”, respondía su principal rival en un artículo de opinión publicado unos pocos días después en el New York Times. En el texto, el candidato demócrata resalta que Trump, en su primer año de mandato, “derogó una ley para ayudar a mantener las armas fuera del alcance de las personas con ciertas enfermedades mentales”.
Biden también apunta que, tras el atentado de Charlottesville —en el que un neonazi atropelló a un grupo de manifestantes antirracistas—, el presidente responsabilizó de la violencia tanto a los grupos ultraderechistas como a los manifestantes de izquierda, y aseguró que había gente "muy buena" entre los supremacistas.
En esta línea, el candidato demócrata asegura en su programa que presionará para prohibir las armas de asalto (armas de fuego de estilo militar diseñadas para disparar rápidamente) y que intentará sacar adelante un sistema federal de recompra de armas: “La ley federal hace más para proteger a los patos de caza que a los niños. La prohibición de las armas de asalto estará diseñada para evitar que los fabricantes eludan la ley”, apunta el texto.
No obstante, Biden aseguró durante el primer debate demócrata que su enemigo no era la Asociación del Rifle, sino los fabricantes de armas. Asimismo, también propuso comercializar “armas inteligentes” que se activen con huellas dactilares autorizadas.
"Es la enfermedad mental la que aprieta el gatillo, no las armas"
Donald Trump, pese a que ha condenado en alguna ocasión el uso que se hace de las armas, no ha dado detalles de cómo tomará medidas contra la violencia, más allá de algunas indicaciones sobre la ampliación de la revisión de los antecedentes penales. No obstante, tras el tiroteo en Las Vegas de 2017, ordenó al Departamento de Justicia que prohibiera los aceleradores de disparos en una prohibición que entró en vigor en marzo de 2019. Aun así, hay muchas dudas sobre si habrá algún avance más y en la mayor parte de sus discursos ha señalado como principal culpable a las enfermedades mentales.
Política exterior: menos diferencias de lo que podría parecer
El ascenso de Donald Trump al poder supuso un viraje radical de las políticas exteriores del país estadounidense. Si bien el actual mandatario ha mantenido la política de no intervención en algunos conflictos internacionales, su estilo a la hora de negociar se ha caracterizado por el abandono de acuerdos comerciales de larga duración y por la guerra comercial con China.
No obstante, Juan Tovar, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Burgos y experto en política exterior estadounidense, explica a laSexta.com que la elección del candidato demócrata no supondría una revolución diplomática: “No todo lo que plantea Biden es necesariamente rupturista. Habría múltiples líneas de continuidad con lo que ha hecho Trump”, señala al otro lado del teléfono.
Según Tovar, esta continuidad se debe a dos razones: “La primera es que no todas las políticas exteriores de Trump han sido negativas, mientras que la segunda es que se ha alcanzado un cierto consenso en algunos temas estructurales, como en las llamadas guerras interminables”.
En esta línea, el experto apunta que ambos partidos coinciden en que algunos conflictos de larga duración, como los de Afganistán o Irak, han tenido malos resultados para el país norteamericano: “Ninguno quiere verse envuelto en nuevas intervenciones”, sentencia.
"No todo lo que plantea Biden es necesariamente rupturista"
Por otra parte, Tovar indica que algunas de las medidas propuestas por Biden en el ámbito internacional, como la ruptura con China o la mencionada intención de no entrar en conflictos, están condicionadas por la rama más izquierdista de su partido. Y, paradójicamente, estas propuestas son muy similares a lo que ha estado haciendo Trump: “En cuestiones comerciales hay muchas líneas que unen al presidente con Bernie Sanders. Sin embargo, Biden puede dar un estilo diferente, ya que Trump no supo distinguir demasiado entre adversarios y aliados”.
Las críticas a los acuerdos en libre comercio han sido compartidas a izquierda y derecha, debido a que “han perjudicado a los trabajadores y empresas estadounidenses”, incide Tovar. “Los sindicatos siempre han sido muy críticos con estos acuerdos. Lo que ocurría con China era un problema, y Trump ha sido el primero en ponerlo sobre la mesa”, afirma el profesor. De este modo, no se espera que haya grandes cambios “salvo algunas concesiones a sus aliados europeos”.
Asimismo, el experto apunta que sí hay un tema en el que las visiones de los demócratas y los republicanos son prácticamente antagónicas: la crisis climática. “El compromiso que tiene Biden en su programa es el de reincorporarse al acuerdo de París —una de las mayores convenciones contra el cambio climático, que Trump abandonó en 2017—. No hay ninguna duda de que en este ámbito habrá una ruptura con lo que hacía Trump, ya que ellos siempre han sido los grandes defensores de estas políticas frente al partido republicano”, concluye el experto.