Los estadounidenses deberán decidir este 3 de noviembre si quieren otros cuatro años más de Donald Trump en la Casa Blanca y de un gobierno a golpe de mensajes en Twitter o por el contrario prefieren una vuelta a la política tradicional de la mano del demócrata Joe Biden.
Tanto los sondeos como los pronósticos de los expertos coinciden en que las opciones de que Trump sea reelegido son bastante reducidas, pero el magnate también partía en desventaja en 2016 frente a la demócrata Hillary Clinton y al final terminó alzándose con la victoria.
El complicado sistema electoral estadounidense, por el que los ciudadanos no votan directamente a su presidente sino que eligen a los integrantes del Colegio Electoral que a su vez votarán por el inquilino de la Casa Blanca, deja entreabierta la puerta a que el republicano pueda resultar reelegido pese a no obtener la mayoría del voto popular, como ya ocurrió en los pasados comicios.
Sin embargo, muy mal le tendría que ir a Biden para que esto ocurriera, o al menos eso es lo que consideran los expertos. A un día de la cita con las urnas, el portal especializado en elecciones FiveThirtyEight da como ganador a Biden en 89 de las 100 simulaciones distintas de resultados, frente a 10 para Trump, mientras que el pronóstico actual de Cook Political Report es que el demócrata tendría asegurados, con mayor o menor certeza, 290 votos en el Colegio Electoral.
Una de las peculiaridades de estas elecciones, y también una de las pruebas de la polarización imperante en el país, es la previsible participación récord, a tenor de los millones de estadounidenses que han votado por adelantado.
Según US Election Project, hasta el lunes han votado más de 100 millones de estadounidenses, incluidos los 63 millones que lo han hecho por correo y 35 que han acudido a votar de forma anticipada: en estados como Texas, el voto adelantado ya ha superado al total de 2016.
El principal problema que plantea el voto por correo y el voto anticipado es el del recuento. En el caso del voto por correo, antes de computarlo es necesario procesarlo de forma adecuada y validarlo: solo en 32 estados es posible llevar a cabo este proceso desde una semana antes de la jornada electoral -y solo en algunos iniciar el recuento- si bien en otros habrá que esperar al 3 de noviembre para ello, lo que dado el elevado número de votos emitidos por esta vía demorará el resultado.
Además, en 23 estados, los votos por correo se cuentan aunque lleguen algunos días después y en algunos estados incluso se permite su envío hasta un día antes de la jornada electoral, lo que previsiblemente alargará aún más el proceso de recuento y, en casos de un resultado muy ajustado, podría impedir dirimir quién es claramente el ganador.
Una eventual demora en la proclamación del vencedor -como la vivida en 2000 cuando fue el Tribunal Supremo el que terminó dando la victoria a George W. Bush en Florida por 537 votos y con ello la mayoría en el Colegio Electoral- podría abrir una crisis sin precedentes en el país.
Trump ha criticado por activa y por pasiva el sistema de voto por correo, advirtiendo de posibles fraudes, al tiempo que no ha cerrado la puerta a no reconocer el resultado si esto no es de su agrado.