El liberal Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen se han enfrentado en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas que han estado marcadas por una baja movilización, lo que prueba que ninguno de los dos candidatos ha sido capaz de convencer a gran parte del electorado.
La abstención ha sido del 28,2% en estos comicios claves no solo para Francia sino también para Europa, por el auge de la extrema derecha que ha logrado unos resultados históricos. Esto suponen 2,8 puntos más que en las anteriores elecciones presidenciales en el país, que también enfrentaron a Macron y Le Pen, y de las que el primero salió igualmente victorioso.
Hay que remontarse a la segunda vuelta de 1969, hace 53 años, que enfrentó al "gaullista" Georges Pompidou con el democristiano Alain Poher, para encontrar una abstención tan alta. En aquella ocasión, la participación fue del 68,9% (la abstención rondó el 31%).
Menos votos que en la primera vuelta
Además, la desmovilización también se ha notado respecto a la primera vuelta. Si en la primera jornada electoral la abstención fue del 26,30%, ahora supera el 28%.
De hecho, estas son las segundas presidenciales consecutivas que marcan una caída de la participación con respecto a la primera vuelta. Hasta las elecciones de 2017 siempre votaban más franceses en la vuelta definitiva que en la primera.