Horas después de anunciar que quiere comprar Twitter, Elon Musk descarta que quiera hacer negocio y asegura que su principal objetivo es más bien ético: "Es muy importante que ahí se sea incluyente con la libertad de expresión".
En este sentido rechaza el control férreo que Twitter emplea con determinados discursos y apuesta por que "ante la duda, se permita que exista el discurso".
Precisamente es eso lo que seduce a los seguidores de Trump: tras el asalto al Capitolio cerraron la cuenta al expresidente y se abrió un verdadero debate sobre la libertad de expresión.
Musk quiere comprar las acciones de Twitter a 54,20 dólares, cifra que contiene el 420, el número icónico de la marihuana. Y si Twitter complica la operación como ya está intentándolo, Musk ya ha asegurado que existe un plan B.
Es el hombre más rico del mundo con un patrimonio de más de 240.000 millones de euros. El magnate es el impulsor de los coches eléctricos, ha puesto en órbita miles de satélites, sus paneles solares abastecen ciudades enteras y tiene entre manos proyectos de inteligencia artificial y chips neuronales.
Pero sin duda la excentricidad es su seña de identidad: desde fumar marihuana en una entrevista a enviar al espacio un coche pilotado por un maniquí. Sus polémicos tuits han provocado terremotos en el mundo financiero y han creado graves choques con el organismo que controla las bolsas americanas.