El Vaticano busca nuevo papa

Empieza la lucha por la sucesión del papa Francisco: los conservadores hacen fuerza ante una mayoría progresista

Los detalles
Pese a que ambos sectores sondean sus apoyos, los cardenales han acordado un 'juramento de silencio' para evitar que las conversaciones sobre el cónclave se hagan públicas.

Empieza la lucha por la sucesión del papa Francisco: los conservadores hacen fuerza ante una mayoría progresista
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Apenas han transcurrido 48 horas de la muerte del papa Francisco y ni siquiera se sabe cuándo comenzará el cónclave para elegir al próximo pontífice, pero las distintas facciones dentro de la Iglesia ya se están conformando en busca de los 89 votos que serán necesarios para elegir al futuro líder de la Iglesia católica.

No obstante, los cardenales quieren que estos movimientos no salgan a la luz. Cien de ellos ya han llegado al Vaticano y han acordado un 'juramento de silencio', un pacto para no revelar públicamente sus conversaciones, al menos hasta que concluya el funeral de Francisco.

Los conservadores buscan apoyos

Pero el sector conservador ya está maniobrando para intentar que el próximo dirigente de la Iglesia católica no siga la línea progresista marcada por Bergoglio. El guineano Robert Sarah y el estadounidense Raymond Burke son, según los expertos, los mejores colocados en esta facción para suceder a Francisco.

En las últimas horas, ambos han llegado a Roma y se les ha podido ver juntos en la plaza de San Pedro. Desde su llegada al Vaticano, han asistido con el resto de cardenales a las reuniones para preparar el cónclave, y todo apunta a que están intentando captar apoyos para intentar compensar la minoría en la que se encuentran, ya que el papa Francisco nombró a tres cuartas partes de los cardenales con derecho a voto en el próximo cónclave, y la mayor parte de ellos son progresistas y de zonas donde las élites vaticanas tienen poca influencia, como África o Asia.

Aunque Sarah cuenta, a priori, con más apoyos en el Vaticano, Burke está respaldado por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. En las últimas horas ha incrementado su presencia pública para dejar clara su postura sobre el rumbo que debe seguir la Iglesia, y aunque no lo ha asegurado de forma literal, ha propuesto una enmienda a la totalidad a las reformas impulsadas por Francisco.

Al ser preguntado sobre qué cambios debe impulsar el próximo pontífice, Burke ha pedido "más claridad en la enseñanza, más refinamiento de la tradición de la Iglesia, más profundización en los tesoros del pasado", algo que rompe con la idea de Bergoglio de simplificar el funcionamiento de la iglesia y acercarse "a los pobres".

Pese a que están en minoría, el redactor jefe de 'Religión Digital', Jesús Bastante, explica que "los conservadores se estaban moviendo desde antes de la muerte de Francisco": "Llevan trabajando desde la muerte de Benedicto XVI en 2022".

Los progresistas, con ventaja

Pese a que el sector conservador ya está moviendo sus hilos, no lo tendrá fácil para imponerse en el cónclave. La mayoría de los electores fueron nombrados por Francisco, y algunos de ellos han pedido, tanto en público como en privado, que durante el próximo papado se siga la obra del pontífice argentino. "No podemos olvidar que la Iglesia necesita una continuidad, no una fotocopia del pasado", ha dicho el cardenal italiano Fernando Filoni. Mario Zenari también ha defendido que no se dé un volantazo a la derecha y ha reclamado que la Iglesia siga siendo "una casa con las puertas abiertas": "Esa es la dirección correcta".

Los progresistas son mayoría y copan, aproximadamente, dos tercios del cónclave. Sin embargo, casi todos ellos afrontarán su primera elección papal, y uno de los temores que tienen los colaboradores de Francisco es que su falta de experiencia les haga ceder a las presiones del poderoso sector conservador. "En un momento en el que los cardenales no se conocen entre sí, las reuniones previas pueden influir mucho, aunque en el último cónclave no les salió bien", afirma Jesús Bastante.

Esta guerra de poder se librará en las próximas semanas y será crucial para decidir si la Iglesia sigue la línea aperturista del papa Francisco o vuelve a las posturas conservadoras de Benedicto XVI.