Por las tuberías del campo de El Sharara ya no circula el petróleo. Las milicias y los militares han cortado el suministro y han hecho del crudo su rehén en la guerra. "La guerra de Libia se ha convertido en un conflicto por los recursos. En concreto, por los petroleros", ha afirmado Gonzalo Escribano, doctor del Programa de Energía del Real Instituto Elcano.

El experto ha explicado la razón: "Después de la intervención de las potencias no se llevó a cabo un mecanismo para hacer una redistribución justa entre las distintas regiones del país". Ahora, las milicias y las fuerzas del mariscalHaftar controlan la mayor parte del país y, por ende, la mayoría de recursos. El Gobierno, reconocido por la Comunidad Internacional, apenas mantiene las ciudades del norte; entre ellas, la capital, Trípoli.

Allí, en Trípoli, está la sede del Banco Central Libio, un organismo independiente que reparte el dinero generado por el petróleo entre todas las facciones del conflicto. Quien logre hacerse con él, tomará ventaja estratégica.

El papel de las potencias extranjeras en el tablero libio

A todo esto hay que sumar la agenda propia de potencias extranjeras. Como ha reconocido Ghassan Salame, enviado especial de la ONU en Libia, muchos países "han apoyado la guerra, de un lado o de otro". El mariscal Haftar cuenta con apoyo de países exportadores, como Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí.

Pero, sobre todo, cuenta con el apoyo de Rusia: "Al igual que está apoyando a Al-Assad en Siria, (a Rusia) le interesa porque tiene una agenda de presencia en el Mediterráneo", ha precisado Escribano. El Gobierno de Coalición Nacional está respaldado por la ONU y por Turquía. Erdogan, a cambio, ha logrado ampliar su zona económica marítima.

"Turquía está envuelta en un conflicto por el control de los recursos del Mediterráneo oriental", ha apuntado el experto del Real Instituto Elcano. La Unión Europea, los vecinos más directos, están descolgados del conflicto. "Para nosotros, como europeos, es importante", ha señalado Josep Borrell. Sin embargo, no hay una postura común entre los 28 Estados miembro.

Francia admitió en mayo que un arsenal de las armas encontrado a los milicianos de Haftar era suyo, Italia mantiene una misión desplegada para apoyar al gobierno de coalición. Y aunque el 12% del petróleo que importa España proviene de Libia, nuestro país no estuvo ni siquiera en la conferencia por el alto el fuego.