Entre lágrimas, muchas de rabia, el juez Kavanaugh se ha presentado ante el Senado como víctima. "Me han hecho pasar un infierno", ha dicho Brett Kavanaugh.
Se ha presentado como un abnegado padre de familia damnificado por una campaña política que considera "de acoso y derribo": "La otra noche, mi hija de diez años le dijo a su hermana que deberían rezar por esa mujer".
Aunque ha admitido que quizá fuera demasiado fiestero en sus años mozos, niega haber abusado de nadie. Además, ha cuestionado el impactante testimonio de la Doctora Ford.
"Creí que (Kavanagh) me iba a violar, creí que me iba a acabar matando accidentalmente", declaró Christine Blasey Ford.
Acusaciones reforzadas por otras dos mujeres. La última, acaba de dar la cara. "Alguien así no creo que deba estar en el Tribunal Supremo", ha dicho.
El comité del Senado va a celebrar la votación para el nombramiento de Kavanaugh porque, pese a todo, Trump mantiene la apuesta. "Es una auténtica joya", ha dicho sobre él.
Cuenta por decenas los detenidos entre quienes protestaban contra los abusos sexuales y de poder.