Argentina sufre la peor epidemia de su historia. El mosquito dengue campa a sus anchas, formando incluso nubes. Las imágenes que comparten los ciudadanos en redes sociales parecen una plaga apocalíptica. Nadie está a salvo de los insectos.
Las cifras han batido todos los registros de dengue hasta la fecha. Solo en 2024, se superan los 215.000 casos. En total, han muerto 161 personas. "Fatiga mucho", confiesa una paciente.
Esta situación crítica tiene fácil solución: la vacuna. Pero el Gobierno de Milei se niega a incluirla en el calendario oficial. Son dos dosis de 74 euros cada una. La alternativa del presidente es utilizar mangas largas y evitar los pantalones cortos.
Con un sueldo mínimo de 215 euros, muchos argentinos optan por comprar repelentes. Pero en cuestión de días se han agotado, a pesar de haber multiplicado su precio por diez. Cuando llega un lote nuevo, se lo llevan a manos llenas.
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La epidemia ha servido a los argentinos para rebautizar al presidente. Le llaman el 'presidengue'. La enfermedad se ubicaba en el norte de Argentina, pero el cambio climático ha hecho que se extienda hasta llegar a las grandes ciudades como Córdoba, Buenos Aires y San Miguel de Tucumán. La epidemia se ha disparado a niveles nunca vistos.