'Licencia para matar': es el insultante cartel que tiene que ver cada día a la puerta de casa Amy Callahan, dublinesa que tuvo que abortar. "Es verdaderamente cruel", explica. Su feto, inviable, crecía si cerebro.
Un trance, ya de por sí, el aborto, agravado porque tuvo que salir de su país para que se lo practicaran. "Yo sólo pensaba, ¿cuántas veces van en este vuelo a Liverpool a por el aborto que necesitan?", añade Amy.
Otras han tenido que irse aún más lejos. "Es desolador sentirte condenada en tu propio país, como si mi cuerpo no fuera mío; es como una película de terror", explica Tara Flynn. Irlanda es el país europeo más restrictivo con el aborto: es anticonstitucional.
Una imagen, la de los abortos 'furtivos' y 'fugitivos', que en España conocimos bien. La abogada feminista Cristina Almeida contó en laSexta Columna que "aviones llenos de españolas jóvenes iban a Londres para abortar".
Natalia Dicenta, actriz y cantante, también contó que en 1986 tuvo que viajar a Londres: "Mi país no me daba la cobertura sanitaria ni política suficiente".
Ahora, 30 años después, las leyes siguen igual en Irlanda. Por suerte, parece que cada vez más personas tienen más claro que nadie -y menos los hombres- tiene derecho a decidir sobre el cuerpo y los derechos reproductivos de una mujer.