El Estado de Israel llega al 75 aniversario de su creación sin haber normalizado todavía su situación en el entorno al que pertenece, Oriente Medio, y, al mismo tiempo, con una enorme crisis interna: "El presidente (Isaac Herzog) ha llegado a decir que hay un riesgo de guerra civil, de enfrentamiento entre israelíes", explica Haizam Amirah Fernández, investigador principal de Mediterráneo y Mundo Árabe en el Real Instituto Elcano. Una situación provocada por una falta de "visión común sobre la naturaleza del Estado de Israel y sobre el futuro de la sociedad israelí", comenta Amirah Fernández.
Este conflicto de identidad se entiende por el trilema que Israel aún no ha resuelto. "Un trilema es cuando se dan tres elementos que no se pueden combinar y obtener al mismo tiempo. Hay que descartar alguno y conseguir los otros dos", analiza Amirah Fernández. En el caso del Estado de Israel, el trilema es que no puede ser, a la vez, un estado democrático, un estado judío y, además, tener el control de los territorios palestinos. Según Amirah Fernández, "Israel tiene que elegir entre ser un estado democrático y judío y, entonces, permitir la creación de un Estado de Palestina o, si quiere ser un estado judío y tener todo el control de los territorios y la población, lo más probable es que deje de ser un estado democrático, como cada vez se está viendo más por la actuación que tiene en los territorios ocupados y hacia la población palestina".
Además, la deriva extremista del gobierno de Netanyahu, acompañada de su polémica reforma judicial, está sacando, semana tras semana, a cientos de miles de israelíes a la calle. "Netanyahu es un superviviente político; se ha aliado con ultranacionalistas israelíes, que tienen proyectos de expulsar a la población palestina y crear un Estado puramente israelí, y judíos ultraortodoxos, religiosos que quieren imponer la Ley Judaica a toda la población de Israel", dice Amirah Fernández. Por su parte, el exministro israelí Shlomo Ben Ami, en una conversación con laSexta Noticias, advierte del peligro de la anexión de Palestina al Estado de Israel: "La derecha israelí es anexionista, es mesiánica, vive en fantasías bíblicas peligrosas; yo pienso que la incorporación de Palestina al Estado de Israel crearía una realidad sudafricana, algo parecido al apartheid, y esa no fue la idea constituyente de este Estado".
Ben Ami acaba de publicar, con la editorial RBA, 'Profetas sin honor', un libro en el que repasa, analiza y desarrolla las alternativas que ha habido a lo largo de la historia para intentar alcanzar la paz entre Israel y Palestina. "Las propuestas de paz que se han puesto sobre la mesa, a pesar de ser imperfectas eran las únicas posibles", reconoce Ben Ami, quien añade: "Hemos entendido muy bien que sin ellas no hay solución, tal como estamos viendo hoy, y las partes entrarán en ciclos inacabables de guerras y confrontación". Él es una voz autorizada para hablar sobre procesos de paz, puesto que fue uno de los protagonistas en las negociaciones de Camp David en el año 2000, donde el entonces líder nacionalista palestino, Yasir Arafat, y el primer ministro israelí, Ehud Barak, no lograron un acuerdo. "Habíamos previsto la tragedia que podía suceder si aquella paz imperfecta no era asumida, si no era aceptada", explica Ben Ami, según el cual Arafat rechazó las opciones planteadas por la parte israelí.
El exdiplomático, ahora vicepresidente del Centro Internacional de Toledo para la Paz, sostiene en su libro la tesis de que la coexistencia de dos Estados, uno israelí y otro palestino, ya no sería factible: "No existe, en mi opinión, ningún contexto político ni en Palestina ni en la parte israelí que permita volver a aquellas propuestas de paz del pasado", asegura Ben Ami. Ni la derecha judía, partidaria de la anexión, ni el centroizquierda, que apostaría antes por la retirada unilateral de los territorios ocupados, se plantearían ahora negociar a favor de la convivencia de dos Estados. Además, según Shlomo Ben Ami, tampoco lo permitirá la fragmentación existente entre los palestinos. "Ni Gaza misma está unida entre sus facciones; hoy hay una guerra entre Israel y el yihad islámico, pero el gobernante en Gaza es Hamás y Hamás no participa en la guerra, raro, ¿no? Esa es la fragmentación", explica Ben Ami, y añade: "Luego hay otra fragmentación entre Gaza, que es islamista, y la OLP en Cisjordania que es supuestamente secular, laica, y cuyo líder, Mahmud Abás, no tiene ninguna aspiración de entrar en negociaciones".
A esto habría que sumar, según Ben Ami, que la creación de un Estado de Palestina nunca ha sido un fin en sí mismo del movimiento nacional palestino. El exministro israelí, que también ejerció como embajador de Israel en España, asegura que el fin de la ocupación israelí de los territorios palestinos es necesario, "pero no significa necesariamente la creación de un Estado palestino". Para empezar, dice, la retirada de Israel no debe ser una retirada unilateral, "porque va a crear caos cuando salgamos de ahí, como estamos viendo en Gaza", por lo que debe ser negociada, asegura. Y, ante la falta de un negociador en la parte palestina, propone crear una confederación jordano-palestina: "Hay que tener dos Estados: uno que es el Estado de Israel. más o menos en torno a las fronteras de 1967, con reajustes acordados, y lo demás debe ser un estado jordano-palestino, donde existe una afinidad de memoria colectiva, una afinidad histórica", afirma Ben Ami, que concluye así su razonamiento: "Yo creo que hay que hacer un esfuerzo de, en una nueva oportunidad que haya para negociar la paz, abrir el mapa, no negociar Israel-Cisjordania, sino negociar en tres partes: Israel, Cisjordania y el Reino de Jordania".