El norte de Italia se ha lanzado a la carrera. Poco antes de las 23:00 horas, poco después de que la agencia Reuters filtrara el decreto del gobierno de Giussepe Conte que ordenaba cerrar Lombardía y otras 14 provincias italianas, una multitud de personas corría cargada de maletas por la estación de Porta Garibaldi, en Milán.
Se dirigían a coger el último tren en dirección al sur. Era 'la fuga', como la han llamado en la prensa italiana y las redes sociales. "Me estoy sintiendo un prófugo ahora mismo. ¡Estamos escapando!", consideraban algunos italianos. Y no todos tenían billete. Pero se arriesgaban a subir al tren, viajar de pie y pagar la multa.
Así huían los italianos para evitar quedarse allí atrapados. Lo mismo ocurría en Padua, a 240 kilómetros de Milán. Quienes querían huir probaban en las máquinas autoventa si quedaban billetes. No eran pocos los que esperaban en los andenes a esa vía de escape.
"Tenía intención de volver al sur, a casa de mis padres el martes, pero he decidido adelantarlo. Ha sido una decisión atropellada... digamos que es una fuga", ha confesado Roberto Pagliara, estudiante. Como él, muchos adelantaron o improvisaron un viaje para huir del bloqueo. "No se da una comunicación clara y precisa por parte del gobierno, que no nos ayuda a decidir qué hacer", ha lamentado el empresario Alessandro Brunesti.
Otros italianos preferían tomárselo con más calma. "No quiero dejarme influenciar, pero las precauciones son necesarias", han apuntado vecinos de Padua, que han añadido: "Parece todo parece demasiado, pero si es necesario, lo haremos". Por su parte, las autoridades de Apulia, en el sur del país, han ordenado guardar una cuarentena a todas aquellas personas llegadas del norte.
Así, se han prohibido las bodas, los funerales y se han cerrados los museos y los teatros en un país donde hasta en los mercados se recuerda que se debe respetar las distancias de seguridad. Medidas que les prohíben entrar y salir de las zonas afectadas durante casi cuatro semanas.