El mensaje de las autoridades sanitarias chinas ha cambiado. Han pasado de unas estrictas medidas de 'COVID cero' a minimizar el impacto del coronavirus. "La mayoría de casos son casos leves", ha declarado Guo Yanhong, directora de la Oficina de Respuesta a Emergencias Sanitarias del NHC.
Brais, español residente en China, indica que ahora "no hay que enseñar los códigos de salud para entrar en el tren, ni para entrar en restaurantes, ni para nada". Según dice, todo ha cambiado de un día para otro.
En este sentido, el epidemiólogo Daniel López Acuña señala que "lo que han hecho es hacer menos draconianas las medidas de mitigación", algo que, según defiende el experto, "es comprensible después de tres años y de las protestas de la población".
La comunidad extranjera ha recibido con gratitud esta flexibilización, aunque, según indica Brais, "los chinos no tanto". "Ellos le siguen teniendo mucho miedo al virus", afirma el español residente en China.
Y es que pese a las protestas que ha habido en todo el país contra el 'COVID cero', muchos temen ahora lo que pueda ocurrir. "No conocía a nadie que hubiera dado positivo aquí en China, ni conocía a alguien que conociese a alguien que hubiera dado positivo, pero ha dado positivo muchísima gente en esta última semana", expresa Brais.
Se podrían alcanzar 850 millones de contagios en una primera gran ola
Ahora la gente agota las existencias de test de antígenos en las farmacias y siguen dejando vacías las calles. Según imágenes compartidas en redes sociales, algunos hospitales comienzan ya a saturarse, y según las previsiones, y ante la baja tasa de inmunización y de vacunación, se podrían alcanzar hasta 850 millones de contagios en una primera ola.
En este sentido, se proyectan hasta 20.000 muertes diarias para marzo y hasta un millón más de muertos en los próximos meses. "Si la flexibilización de las medidas en China se hace de una manera que favorezca los contagios ampliamente, vamos a ver saturación de hospitales y elevación de muerte excesiva", ha alertado Daniel López Acuña.
Mientras, los centros de cuarentena, emblema hasta ahora de la política pandémica china, están ahora abandonados.