A la misma hora en la que hace 100 años se afianzaba el armisticio ha comenzado la jornada en París. El presidente francés Emmanuel Macron y su esposa, han recibido uno a uno a cerca de 80 líderes internacionales en el Elíseo. Una jornada solemne, cuya clave ha estado en los pequeños gestos. La unidad de los dirigentes internacionales recorriendo los Campos Elíseos hacia el Arco del Triunfo.
Un símbolo de unidad incompleto: cuando el resto ocupaba ya su sitio quedan tres sillas vacías. Entonces aparecen Donald Trump y Melania. Él saluda a Macron, a Merkel, incluso al rey de Marruecos, pero deja esperando a canadiense Trudeau. Por último, y con el tiempo justo, llega Putin. Apretón de manos con los anfitriones y cuando llega a Trump, saludo, pulgar arriba e incluso, palmaditas en el brazo.
Con la Marsellesa de Fondo, Macron ha pasado revista a las tropas. Única pincelada militar del día, aunque Trump había pedido mayor presencia del Ejército en los actos, el presidente francés ha mantenido el acto civil: "Los hombres deben hablar más alto que el ruido de armas, el espíritu de conciliación sobre el cinismo".
Llamamiento a la paz de Macron bajo la atenta mirada de familiares y supervivientes de la primera gran guerra: "Juntos podemos derrotar las amenazas y podemos ganar". Un mensaje de esperanza de Macron, que ha seguido dejando una corona de flores ante la tumba del soldado desconocido. Punto final de un acto en el que se los líderes mundiales han estado juntos, aunque no del todo unidos.