Hay acuerdo en la Unión Europea ante la explosión de casos de coronavirus en China, si bien se queda en recomendaciones en lugar de obligaciones a los miembros que reciban vuelos procedentes del gigante asiático.
Según trasladan los Veintisiete, recomiendan exigir un test negativo en origen a estos viajeros, pruebas realizadas como máximo 48 horas antes de despegar. También se llevarán a cabo análisis de aguas residuales de esos vuelos.
También se queda en recomendación a los viajeros chinos llevar mascarilla durante los vuelos, concretamente los modelos FFP2, N92 o KN95.
Previamente, la Unión Europea instó a inocularse la dosis de refuerzo de las vacunas contra el COVID-19 ante el repunte de casos en China, un estallido de contagios motivado por el fin abrupto de su política de "COVID Cero" y la baja inmunidad de su población.
La presidencia sueca del Consejo convocó esta cita del mecanismo de Respuesta Política Integrada a las Crisis (IPCR por sus siglas en inglés) después de que el levantamiento de las restricciones de salida de China, unido a la creciente propagación del COVID-19 en el país, haya provocado la necesidad de una acción conjunta europea. Países como España o Italia han comenzado a requerir el certificado de vacunación o un test negativo para acceder.
"La presidencia está buscando un enfoque común de la UE para la posible introducción de requisitos de entrada. Es importante que adoptemos rápidamente las medidas necesarias", ha afirmado el ministro sueco de Asuntos Sociales y Salud Pública, Jakob Forssmed.
"Son medidas acertadas"
El exdirector de Asistencia Sanitaria en situaciones de crisis de la Organización Mundial de la Salud (OMS) Daniel López-Acuña ha alabado que se tomen medidas para intentar restringir la circulación del virus aunque no deben ser las únicas, pidiendo reforzar el uso de las mascarillas.
"La crisis en China, con el altísimo número de contagios y el número elevado de camas hospitalarias y presión asistencial, favorece que pueda haber una diseminación amplia del virus a través de positivos asintomáticos que puedan venir en vuelos procedentes de China", ha asegurado durante una entrevista en Al Rojo Vivo.
"Los equilibrios para gestionar esta pandemia son muy precarios. Tenemos que mantener, por un lado, alta la protección con la vacuna y, por otro, impedir la libre circulación del virus y vigilar muy estrechamente el surgimiento de nuevas variantes", defiende.
Una subvariante de ómicron
La nueva subvariante de ómicron, la XBB.1.5, conocida como 'kraken' y que se ha localizado primero en Nueva York, se está expandiendo a lo largo de Estados Unidos y representa ya alrededor del 40% de los casos de COVID-19 en el país, frente al 20 % que suponía la semana pasada. Según los últimos datos de los gubernamentales Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), esta subvariante encabeza el número de casos de COVID-19 nacionales y ha ganado terreno especialmente en el noroeste. En regiones como Nueva York, ya alcanza el 75% de los casos confirmados.
El CDC alerta de que esta subvariante dominante del COVID-19 "puede que sea más transmisible que otras variantes", pero aún desconocen si tiene efectos "más severos".
Los hospitales están viendo un aumento de ingresos durante el último mes en el país, aunque el área del noroeste con altas cifras de esta subvariante no ha sufrido un incremento desproporcionado de hospitalizaciones en comparación con otras regiones. La XBB.1.5 es familiar de la variante ómicron XBB, que ha sido encontrada en al menos 35 países con gravedad clínica en Singapur y la India, recogen los datos de la Organización Mundial de la Salud.