Federico, de 55 años y que reinará con el nombre de Federico X, nunca ha tenido en su lista de deseos convertirse en el monarca de los daneses. De hecho, probablemente es el heredero europeo que más se ha opuesto al destino que le tocó por nacimiento. Desde muy joven se ha rebelado contra la tradición y las imposiciones… para disgusto de su madre, que se empeñó y luchó para que el príncipe no se saliera del camino establecido.
Porque al ya monarca siempre le ha gustado el rock, la música techno (ha llegado a hacer sus pinitos como disc-jockey), los deportes extremos y la velocidad: a Federico le gustan tanto las motos que incluso se le conoce como "el príncipe turbo". Pero si hay algo que siempre ha traído de cabeza a su madre ha sido la personalidad enamoradiza de su hijo, que acumula una amplia lista de conquistas en el gremio del modelaje.
Tan cansada estaba Margarita de Dinamarca de las relaciones inapropiadas en la cultura real de Federico que decidió cortar por lo sano y enviarlo a estudiar Ciencias Políticas en la universidad de Harvard, en Estados Unidos.
Sin embargo, en Dinamarca se dice que lo que de verdad reformó al príncipe Fréderic fue una abogada australiana que conoció durante los Juegos Olímpicos de Sidney, Mary Donaldson. Tras afirmar públicamente que se enamoró de la que será la futura reina consorte hasta las trancas, se casaron. Han tenido cuatro hijos, a lo que han llevado a colegios públicos.
Al final, Federico ha asumido su destino pero está dispuesto a reinar como el hombre moderno que es y que ha demostrado durante los últimos años. Porque el ya rey de los daneses es un hombre concienciado con el cambio climático, que celebra sus cumpleaños corriendo maratones por todo el país y que pretende modernizar la corona que no quiso nunca llevar.