Si usted viaja a Florencia (Italia) rápidamente se dará cuenta de que le costará encontrar un florentino en el centro. Los cientos y cientos de turistas que visitan la ciudad diariamente han hecho que los residentes se haya alejado de uno de los centros históricos más bonitos del mundo. Bueno, en realidad, no son los turistas los que les han echado, sino los apartamentos turísticos en los que se hospedan. Actualmente hay 11.000, de los cuales solo 8.000 están entre la San Lorenzo y el Palazzo Pitti, lo que se considera el corazón de la villa renacentista.
Que en los últimos años este tipo de alojamiento no haya dejado de crecer y crecer ha hecho que el precio de los alquileres de larga estancia estén por las nubes. Han llegado a subir un 72%, y el precio medio mensual de un alquiler en el centro de la ciudad es de unos 2.000 euros. Así nos lo cuentan Marco y Giulio, dos florentinos que dejaron su piso cerca de Santa Croce para mudarse a la periferia: "La situación en el centro es crítica. Nosotros vivíamos en el centro, pero ya no nos podemos permitir pagar allí un alquiler". La culpa, coinciden, la tienen los alquileres turísticos de corta estancia.
El alcalde dice basta
Ellos piensan de la misma manera que el alcalde de Florencia, Dario Nardella. Dice que es imposible que un residente pueda hacer frente a un alquiler de ese tipo y, por eso, dice que es necesario ponerles coto. Es una necesidad "urgente", apunta porque, para él, "el problema habitacional en Italia se ha convertido en una emergencia nacional".
La ley en la que está trabajando y que piensa poner en vigor cuanto antes no tiene carácter retroactivo pero, desde ya, va a impedir que más viviendas se dediquen a alojar turistas durante sus vacaciones en la ciudad. Se mantendrán los 11.000 que ahora mismo se ofrecen pero, a partir de ahora, los que se unan a la lista de alojamientos turísticos tendrán que imponer a sus huéspedes una estancia mínima de un mes. La media que un turista pasa ahora en la ciudad es de tres noches; el mínimo de un Aribnb es de dos.
Florencia no es la única
Venecia y Milán tienen el mismo problema que Florencia. Sus centros históricos están tan llenos de turistas y de apartamentos vacacionales que han terminado expulsado a los residentes a otros barrios más alejados o a la periferia.
Tanto el alcalde veneciano como el milanés y el florentino coinciden en que no quieren que sus ciudades acaben convertidas en parques temáticos y, por eso, los tres regidores están trabajando de manera paralela en una legislación que limite este tipo alojamientos. Algunos de ellos ya han tomado las primeras medidas... mientras que la primera ministra, Giorgia Meloni, saca adelante una ley a nivel nacional.