Dos cónclaves

Francisco, el papa que renunció a serlo en 2005: entre lágrimas pidió votar a Benedicto XVI

Sí, pero
Ocho años antes de la fumata blanca que lo presentó al mundo como Francisco, Jorge Mario Bergoglio estuvo a un paso del papado... pero se retiró voluntariamente.

El papa Benedicto XVI saluda al cardenal arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, durante su encuentro en la Biblioteca Privada del Sumo Pontífice en el Vaticano, el 13 de enero de 2007.

Aires de renovación soplaron con fuerza el 13 de marzo de 2013 desde el balcón de San Pedro. "Habemus papam", proclamó el cardenal protodiácono.

La plaza estalló en aplausos al conocerse que el nuevo pontífice era el argentino Jorge Mario Bergoglio, quien, con 76 años, se convertía en el primer papa jesuita, el primero procedente de América Latina y el primero en elegir el nombre de Francisco. Un pontificado que comenzaba ya con gestos de humildad y ruptura.

Pero la historia del papa Francisco pudo haberse escrito antes. En el cónclave de 2005, tras la muerte de Juan Pablo II, su nombre surgió con fuerza en las votaciones.

No figuraba entre los favoritos, pero sorprendió a los cardenales y se convirtió en el principal rival del alemán Joseph Ratzinger. Bergoglio estuvo muy cerca de reunir los votos necesarios, hasta que él mismo detuvo su camino hacia el papado.

Según revelaron después fuentes cercanas al cónclave, Bergoglio no se sentía preparado. En un momento decisivo, entre lágrimas, pidió a los cardenales que lo apoyaban que trasladaran sus votos a Ratzinger, desbloqueando así su elección. El alemán fue proclamado Benedicto XVI.

Ocho años después, un hecho inédito cambió el rumbo de la Iglesia: Benedicto XVI renunciaba al ministerio de obispo de Roma, algo que no ocurría desde hacía más de 700 años.

"Siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio", anunció el 11 de febrero de 2013. La Iglesia entraba en una nueva etapa de incertidumbre y expectativa.

El cónclave que siguió se desarrolló los días 12 y 13 de marzo. En la quinta votación, los cardenales eligieron por mayoría de dos tercios a Jorge Mario Bergoglio.

Al presentarse al mundo, pronunció una frase que resumía su carácter: "Parece que mis hermanos cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo, pero aquí estamos".

Al día siguiente, su primer acto como papa no fue una audiencia ni una recepción protocolaria. Fue una visita en silencio a la Basílica de Santa María la Mayor, su refugio espiritual. Aquel templo mariano que eligió como primer destino será también su última morada, según su voluntad.

Desde aquel día, Francisco ha ejercido un papado marcado por la sencillez, la cercanía a los pobres, y una firme voluntad reformadora. Pero la historia de su elección recuerda que, a veces, el camino hacia lo inevitable también pasa por la renuncia.