Continúan los ataques israelíes en Gaza. Un nuevo bombardeo en el campo de refugiados de Nuseirat ha dejado al menos 210 gazatíes muertos y más de 400 heridos. La situación allí es especialmente crítica no solo por la falta de medicinas y alimentos, sino porque también apenas hay agua potable.

En este sentido, UNICEF ha informado de que la mitad de instalaciones de agua o saneamiento han quedado destruidas por los bombardeos israelíes, y de que el 70% de la población gazatí está consumiendo agua contaminada, porque no tienen acceso a agua potable, lo que está contribuyendo al desarrollo de enfermedades, como diarrea o hepatitis.

A esto, hay que sumarle un sistema de salud que está al borde del colapso, y que la ayuda humanitaria que está entrando es muy poca, ya que el paso de Rafah sigue cerrado por el Ejército israelí. Todo esto hace que la situación en Gaza sea cada vez más complicada.

Precisamente, el Gobierno de Hamás ha anunciado este domingo que al menos 210 gazatíes murieron y más de 400 resultaron heridos en la operación israelí de rescate de cuatro rehenes en el campo de refugiados de Nuseirat. Estas cifras se refieren a las víctimas que llegaron al hospital Mártires de Al Aqsa, en la cercana ciudad de Deir al Balah, y al pequeño hospital de maternidad Al Awda, en Nuseirat.