Las cifras no engañan, ahora mismo, uno de cada tres niños y niñas al norte de Gaza sufre desnutrición aguda. La agencia de las Naciones Unidas que trabaja para defender los derechos de la infancia, Unicef, ha confirmado la muerte de 27 menores por desnutrición y deshidratación. Sin alimentos, sin agua y sin sanidad, la catástrofe puede alcanzar proporciones pocas veces vistas en una crisis como estas.
La desnutrición aguda se ha duplicado en un mes y afecta a uno de cada tres pequeños menores de dos años. En Rafah, por donde entra la escasa ayuda humanitaria que recibe Gaza, este porcentaje baja al 10%, según datos de esta agencia de la ONU, que calcula que al menos 23 niños y niñas murieron en Gaza debido a desnutrición y deshidratación en las últimas semanas. Cifras del ministerio de la Salud en Gaza, controlado por el movimiento islamista palestino Hamás, eleva este trágico balance a más de 30 niños.
La ONU alerta del riesgo de hambruna mientras la cifra se duplica rápidamente y no deja de aumentar. En lo que llevamos de 2024, la desnutrición aguda ha aumentado entre los niños y niñas del norte de la Franja de Gaza del 15,6% al 31%. A pesar de la negación del gobierno israelí, las ONG insisten en que es una situación muy grave. De aquí a mayo hay un riesgo muy importante de que toda la población de Gaza va a estar en una situación de hambruna", explica Vicente Stehli, director de Operaciones de Acción contra el Hambre.
Vicente Stehli acaba de salir de Gaza y es un testigo directo y fiable de lo que allí ocurre. El hambre, dice, está por todas partes: "En el norte no hay ni pollo ni carne ni nada de nada". Apenas les queda pan, pero los precios se han disparado: un saco de harina de 25 kg en Gaza cuesta ya 500 euros y el dinero ya ni existe. Al sur en Rafah, todavía se puede encontrar algún alimento pero son demasiados: casi 1,5 millones de personas y no hay para todos.
Las últimas llegadas de ayuda humanitaria a Gaza son seis toneladas lanzadas desde el aire, todo un reto para la seguridad, además de no llegar a las personas que realmente lo necesitan. Stehli avisa de que las ayudas "no llegan a las personas que deben de llegar, que son las madres que no pueden moverse". Para las ONG, la mejor vía de acceso es por tierra.
Desde enero han entrado cerca de 1.000 camiones diarios, con 24 toneladas cada uno, y esto solo por el paso de Rafah, una vía que se ha ralentizado en los últimos meses. Sin embargo, todo es inspeccionado por Israel, a veces, las razones por las que echan para atrás todo un convoy son, realmente, inconcebibles como "un metal de una tienda de campaña o de una colchoneta". Lo que supone que un camión con 24 toneladas tenga que darse la vuelta.