Cuenta atrás

Gaza se prepara para una noche dura y silenciosa antes del alto el fuego: "Nadie quiere arriesgarse a morir en el último minuto"

Desde dentro En el sur y centro de la Franja llevan dos días de celebraciones y se permiten algo de vida. Sin embargo, el panorama es distinto en el norte, donde las calles están desiertas.

El humo se eleva dentro de la Franja de Gaza , antes de que entre en vigor un acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hamás

Quedan pocas horas para el alto el fuego en Gaza después de que el Gobierno israelí aprobara el acuerdo la madrugada de este sábado. Si nada se tuerce, la tregua entrará en vigor a las 7.30 hora española (8.30 hora local) tras 15 meses de masacre y destrucción israelí, pero estas últimas horas van a ser las más largas de su vida.

En Gaza se dejarán de oír los bombardeos durante los 42 días que dura la tregua. Eso no impedirá que Israel vaya a aprovechar las últimas horas para seguir masacrando a los gazatíes. El Estado judío ha matado a al menos 120 personas en bombardeos en diversas zonas de la Franja de Gaza desde que el pasado miércoles se anunció el acuerdo de alto el fuego.

En el sur y centro de la Franja llevan dos días de celebraciones. En Jan Yunis todavía se permiten algo de vida en las calles e, incluso, hay niños jugando en la calle. Los palestinos desplazados como el caso de Mahmud Sheikh Abed tienen la esperanza de que el acuerdo de alto el fuego avance el domingo como está previsto, poniendo fin a la guerra que ha durado más de un año.

"Esperamos en nombre de dios que este sea el último día de guerra", ha señalado Mahmud. En la misma línea, se ha expresado Tareq Zumlot, quien espera que esta tregua "sea real" y puedan "regresar a su hogar en Jabalia y ver al resto de la familia".

Una imagen muy diferente a la que encontramos donde vive el traductor y fixer Kayed Hammad, al norte de Gaza. "No podemos celebrar, nadie quiere arriesgarse a morir en el último minuto", explica, y por eso las calles están desiertas. Pero si la tregua se cumple en Gaza, sobre todo al norte, existe otra preocupación, otro tipo de guerra, dice Kayed.

Es la de aquellos que lo han perdido todo: "Yo soy uno de ellos, no tengo casa, estoy en la de un amigo y cuando vuelva, ¿a dónde voy? Sin una tienda de campaña en la calle". Como la de este sábado, la noche de este domingo puede ser especialmente dura, una noche fría y silenciosa donde los gazatíes aguantarán la respiración y seguro rezarán para intentar no morir en el último minuto.