Un grupo de militares de Malí han organizado, tras amotinarse, un golpe de Estado en Bamako, la capital. Aseguran que han secuestrado al presidente del país, Ibrahim Bubacar Keita, y a su primer ministro, Bubu Cissé. También están implicados en el secuestro altos cargos de la administración.
Uno de los militares amotinados en el cuartel de Kati, ubicado al noroeste de la capital, desde donde se inició el movimiento en la mañana de este martes, ha explicado que las dos máximas autoridades de la república están en su poder, sin aportar más detalles. Además, los sublevados han llevado la televisión pública a negro, lo que significa que han cortado la emisión para que los ciudadanos no puedan tener acceso a la información sobre lo que ocurre.
La coalición opositora ha reivindicado de manera indirecta que no se trata de un golpe de Estado sino, según dicen, de "la insurrección del pueblo". Tanques y otros transportes bélicos circulan por las calles de la ciudad y la gran mayoría de los comercios, bancos y oficinas del gobierno han cerrado. Aunque la situación sigue siendo confusa en el país, todo apunta a que parte del ejército maliense no se ha sumado a la supuesta intentona golpista, manteniéndose fiel a la legalidad.
La ONU y España condenan el golpe
El secretario general de la ONU, António Guterres, condenó el "motín militar" en Malí y exigió la liberación inmediata y sin condiciones del presidente, y otros miembros del Gobierno. En un comunicado, Naciones Unidas expresó su preocupación por los últimos acontecimientos en Malí y llamó a restaurar inmediatamente "el orden constitucional y el estado de derecho". Guterres, según su portavoz, demanda "la liberación inmediata e incondicional del presidente Ibrahim Bubacar Keita y miembros de su gabinete".
España también ha expresado este martes su rechazo a la revuelta, así como cualquier ataque violento contra las instituciones y el Gobierno del país, y ha instado a la Fuerzas Armadas a respetar el orden constitucional. En un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores, el Ejecutivo indica que sigue "con profunda preocupación los acontecimientos" ocurridos tras la revuelta militar en el acuartelamiento de Kati, al noroeste de la capital maliense.
Una denuncia a la que se ha sumado la Comunidad Internacional. Los principales países y organizaciones con peso en África han condenado unánimemente el golpe de estado. Entre ellos, la Comunidad de Estados de África del Oeste (CEDEAO), a la que pertenece Malí, que en un comunicado urgente instó a los militares a "volver a los cuarteles sin dilación", al tiempo que expresaba su "firme oposición a todo cambio político anticonstitucional".
Semanas de inestabilidad
Estos movimientos llegan tras varias semanas de gran inestabilidad en el país, donde ha habido manifestaciones multitudinarias y disturbios en las calles protagonizados por multitudes que exigen la renuncia del presidente Ibrahim Boubacar Keita (IBK), en el cargo desde 2013.
La CEDEAO llegó a mediar en esta crisis y convocó una cumbre "ad hoc" el pasado 27 de julio para proponer una solución, pero sus recomendaciones, al no incluir la salida de IBK, no contentaron a los opositores y no redujeron la inestabilidad.