En Irak se están produciendo grandes disturbios después de que se hiciese pública la renuncia "definitiva" de la política del influyente clérigo chií Muqtada al Sadr, lo que provocó que miles de sus seguidores salieran a las calles e irrumpieran en el Palacio Presidencial y en la sede del Gobierno.
El balance de muertos por estas manifestaciones ha aumentado a 35 y más de 250 personas han resultado heridas, según ha indicado a Efe una fuente del Comando de Operaciones de Bagdad, que pide el anonimato.
El líder del Partido Democrático del Kurdistán (PDK) y expresidente de la región semiautónoma del Kurdistán iraquí, Masud Barzani, ha hecho un llamamiento a la calma, mostrando su "preocupación" por los últimos acontecimientos en Irak.
Sin embargo, confía en que todos se sientan responsables y mantengan la moderación para "no recurrir al lenguaje de las armas y la violencia para resolver conflictos y problemas", expresa en un comunicado del que se ha hecho eco la agencia INA.
Por ello ha pedido tanto a la población como a la clase dirigente que "piensen en soluciones que traigan el bien al pueblo iraquí y tomen medidas en consideración el interés general del pueblo y del país".
En esa línea se ha expresado también el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, quien a través de su portavoz, Stéphane Dujarric, ha llamado "a la calma y la moderación", al mismo tiempo que ha instado a todas las partes "a tomar medidas inmediatas para calmar la situación y evitar cualquier violencia".
"El secretario general insta encarecidamente a todas las partes y actores a convertir el nivel de sus diferencias y comprometerse, sin más demora, en un diálogo pacífico e inclusivo", señala el comunicado.
El clérigo chií Muqtada al Sadr inicia una huelga de hambre
Las protestas que se produjeron el lunes en el centro de Bagdad tras el anuncio de Al Sadr han dejado, según algunas fuentes unos treinta heridos y alrededor de 7000 heridos. La mayoría de los fallecidos serían manifestantes afines al influyente clérigo chií, quien ha iniciado una huelga de hambre hasta lograr el cese de la violencia.
La agencia de noticias oficial NINA ha confirmado cargas policiales en la Zona Verde de la capital iraquí, donde se encuentran las principales instituciones. Las fuerzas de seguridad han utilizado gases lacrimógenos y también fuego real para contener a los manifestantes, antes de que los líderes políticos apelasen a la contención de todas las partes. Entre las instituciones asaltadas está el edificio que alberga la oficina del primer ministro.
Las autoridades impusieron un toque de queda, que ya han levantado, para tratar de contener esta ola de violencia, extendida también a otras zonas de Irak. En Basora, grupos de manifestantes han irrumpido igualmente en edificios públicos, informa NINA. Al Sadr, que llevaba semanas movilizando a sus cientos de miles de simpatizantes en Bagdad hasta el punto de haber tomado en dos ocasiones el Parlamento, exigía la convocatoria de nuevas elecciones tras diez meses de fracaso para formar Gobierno.