Nuevo conflicto en África
La guerra a sangre y fuego por los minerales en el Congo deja al menos 800 muertos y miles de heridos
Los detalles El grupo M-23, respaldado por Ruanda, ha invadido el este de la República Democrática del Congo, llegando a tomar el control de la ciudad de Goma.
El coltán, el oro y las rencilla de un conflicto de hace once años. Son los motivos que han provocado que Ruanda invada la República Democrática del Congo. Más de 400.000 personas han tenido que desplazarse durante el mes de enero para huir del grupo armado M-23, que ha tomado el control de Goma, la segunda ciudad más importante del país.
"Goma es una ciudad con más de 2 millones de personas, pero está rodeada por una multitud de campos de desplazados internos. Los combates, cuando se están acercando a la ciudad, lo primero que han encontrado son los campos, con lo cual esta población ha sido la primera en huir de donde estaban", explica Natàlia Torrent, jefa de programas para Médicos Sin Fronteras en Kivu Norte.
La ONU asegura que el M-23 está respaldado por Ruanda con unos 4.000 soldados que se han incorporado a sus filas. Pese a que las autoridades ruandesas lo niegan, tanto el Congo como las autoridades internacionales tienen claro que el objetivo real es controlar las minas congoleñas, especialmente las de coltán, el material que se utiliza para fabricar partes de los dispositivos tecnológicos.
Esa fue la causa de un primer conflicto en 2013 que también fue provocado por el M-23. Los congoleños piden que la Unión Europea y Estados Unidos presionen a Ruanda para evitar que se repita la historia.
"El coltán, el oro y el estaño, que son minerales que son muy importantes para la fabricación de productos electrónicos. Y esto convierte la zona en un sitio en el que la extracción ilegal y la explotación de recursos se la rifan entre grupos armados", afirma Olatz Cacho, portavoz de Amnistía Internacional España.
Por ello, países como China o Estados Unidos tienen fuertes intereses en este conflicto, y más aún las grandes compañías tecnológicas. También influye el trasfondo del genocidio cometido por los hutus sobre los tutsis a finales de los 90, que terminó propiciando que Ruanda fundase el M-23 para defender a los tutsis. En ese conflicto murieron seis millones de personas.
Sin embargo, todos los analistas coinciden en que el conflicto se trata, por encima de todo, de una guerra por el control de una serie de minerales que mueven miles de millones de euros.